martes, 11 de febrero de 2014

Como cruzar México en bicicleta sin pasar por México

Este cicloturista parte de Morelia con la extraña sensación de pensar en lo mal que podía haber salido todo y lo bien que terminó resultando. He conocido a mucha gente muy agradable. He salido a tomarme una cerveza después de no se cuanto tiempo, y además me encuentro con las pilas cargadas de nuevo, así que ¿qué más puedo pedir? (aparte de que a Bob le salgan alas, claro).
catedral, morelia, mexico, michoacan
Catedral de Morelia
Me despido del personal y a Álvaro le dejo el teléfono que me encontré en el desierto de Nevada. A mi no me va a servir de nada y a él, si consigue liberarlo, le puede venir bastante bien. Yuta, él y Paul seguirán juntos por un tiempo. Me comentan que quieren estar en Querétaro en unos 4 días, pero sólo les separan 50km así que van a echar algo más de tiempo por acá... a mi me pica el culete.
centro, morelia, ciclismo, mexico
Centro de Morelia para las bicicletas

Arcos, avenida, morelia, mexico
Arcos en Morelia
Mi próximo destino es Cancún. No porque realmente tenga muchas ganas de pedalear hasta Cancún, sino porque en el camino está Chichen Itza... sí, esa célebre pirámide maya que fue considerada una de las 7 maravillas del mundo. ¡¡Ah, y quiero ver cenotes!! Así que trazo una ruta rápidamente en esta dirección.

Por el camino tengo México D.F. (Distrito Federal, para el que no lo sepa) pero tengo totalmente claro que no quiero pasar por ahí. Hablamos de una ciudad con un núcleo urbano de más de 8 millones de personas censadas, al que sumando el área metropolitana, puede ascender a 20 millones de personas. Esos son muchos coches para este temeroso cicloturista. Tampoco quedé encantado de mi tránsito por Los Angeles y es mas pequeña que el DF. Asi que decido tomar el Arco Norte, una carretera de cuota que bordea todo el DF y me dejará a los pies de Heroica Puebla de Zaragoza, Puebla para los amigos.

horno, michoacan, mexico
Hornos
Las jornadas transcurren con calma y realmente no hay grandes cosas que contar. Es un altiplano con mucho de plano, y con muchos más humedales de los que pudiera imaginarme antes de llegar aquí. Sin embargo, la suerte parece acompañarme y normalmente disfruto de suaves temperaturas y cielos despejados. Así que disfruto bastante de esta bella monotonía.
Planicie, mexico, laguna
Planicie camino a Mexico

templo, carretera, accidentado
Templo a un accidentado
Un par de días tras mi marcha de Morelia, me alcanzaron en la carretera un par de amigos que habían estado en el congreso de cicloturismo. Pararon a charlar un rato y me dieron algunas bebidas isotónicas que nunca vienen mal. Parar de vez en cuando es una alegría pero pararse en estos casos, y charlar con gente tan volcada en el mundo de la bicicleta es un placer.
cicloturista, panamericana, bob yak, america en bicicleta
Amigos del VI Congreso

cicloturismo, bob yak, ciclismo de alforjas, ruta panamericana
Y más amigos

disfrutar, comiendo, yogurt, niño
Disfrutando del yogurt



arco norte, cuota, atlacomulco
Tomando el Arco Norte. De Atlacomulco a Puebla

presa, mexico, hua pango, mexico
Vista de la presa Hua Pango

rebaño, ovejas, hua pango, mexico
Paciente rebaño de ovejas paciendo

presa, hua pango, mexico, cuota
Hua Pango
Con estas voy llegando a Atitalaquía, donde hago noche. Había estado amenazando lluvia, y me dio el margen justo para llegar y acomodarme. Mi anfitriona, muy amable, se ofreció a subirme la cena a la habitación y en pocas ocasiones he dado tan buena cuenta de una sopa bien calentita. Habían caído unos 92 km y para cuando me he querido dar cuenta estoy ya a casi 300 km de Morelia... y los llanos tampoco son tan llanos, ya que he salvado unos 2500 metros de desnivel. Te lo vas pasando bien y no te das cuenta de que vas subiendo.
ruinas, atitalaquia, tlaxcoapan
Ruinas entre Atitalaquia y Tlaxcoapan
Atitalaquia, iglesia, hidalgo, mexico
Atitalaquia
El caso es que voy necesitando sacar dinero. Me doy una vuelta por el pueblo pero no veo ninguno de los cajeros que me puedan venir bien, así que tras preguntar me mandan al pueblo de al lado Tlaxcoapan. Al llegar a la plaza del pueblo paso junto al cajero pero no me doy cuenta. Estoy dando la vuelta completa a la plaza cuando un señor me llama desde ella. Me acerco también dispuesto a averiguar donde está el cajero y comenzamos a charlar.

La conversación se inicia por donde siempre, que de dónde vengo, que a dónde voy, que por qué lo hago y tal. En un momento se nos ha unido un tercero y poco despues ya somos cuatro. Uno de ellos estuvo en España, en Valencia para que editar un libro; al parecer nadie se lo quiso editar en México... cosas que pasan, supongo.

En estas estamos cuando uno de ellos decide irse a por un refresco de 3 litros para aclararnos el gaznate y el otro me dice que me espere que va "a por la tele"... a cuadros me quedo. Pero me quedo. Así que 10 minutos más tarde tengo a los amigos del Canal 10 Esperanza TV haciéndome la entrevista que os dejo a continuación.



Después de la entrevista, mis nuevos amigos me invitaron a comerme unas sincronizadas que realmente me supieron a gloria. Fue un muy agradable rato de charla, y lo que debería haber sido un trayecto de 3 km para sacar dinero y salir corriendo se convirtió en toda una tarde departiendo. Así que decidí echar la noche en Tlaxcoapan y salir al día siguiente.

amigos, cicloturismo, tlaxcoapan, hidalgo, mexico
Con un grupo de amigos en Tlaxcoapan

tlaxcoapan, amigos, cicloturismo, mexico, hidalgo
Más amigos en Tlaxcoapan
Dejo atrás Ciudad Sahagún, que sin ser fea no hace justicia a su hermana española. Quizás influya en mi "mal" recuerdo el haber llegado de noche y muerto de frío, por una carretera sin iluminación siendo adelantado por unos coches que venían más preocupados de no caer en alguno de los numerosos baches que otra cosa. O quizás fuese porque al salir de la carretera de cuota los empleados del puesto de cobro me indicaron, muy amablemente eso hay que decirlo, que al día siguiente no entrase en la carretera por su puesto, ya que no estaba permitido circular por allá con bicicleta.

iglesia, ruinas, emiliano zapata, hidalgo, mexico
Ruinas a la salida de Emiliano Zapata
Por no hacerles un feo, circulo en paralelo a la autovía durante algunos kilómetros hasta que veo el modo de incorporarme a esta. Será la misma distancia, pero aquí voy mucho más seguro por el arcén (acotamiento).

El problema llegará un poco más adelante, cuando apenas me faltan 15km para abandonar la carretera. En uno de los puestos vuelven a pararme y aquí parece que van a ser más estrictos. Tienen sus órdenes, que son no dejar pasar a ciclistas y los entiendo, porque si me pasa algo ellos podrían tener un problema, pero por mi parte les hago ver que la alternativa es mucho más arriesgada ya que la distancia a recorrer es mucho mayor, con muchas más curvas y peor visibilidad, y además no tengo acotamiento (arcén), así que llegamos a una solución de compromiso. Ellos me dejarán pasar si yo les hago un eximente de responsabilidad, así que 5 minutos más tarde sigo cuesta abajo camino de Puebla.

No me he dado cuenta, pero ya es 1 de noviembre, así que estamos en plenas fiestas de difuntos. Consigo habitación en el mismo centro, en un albergue y cuando estoy terminando de ducharme escucho bastante jaleo desde la calle. Rápidamente me visto y me encuentro un pasacalle justo en la puerta del albergue.



Puebla, noche de difuntos, mexico, folclore
Pasacalles de noche de difuntos en Puebla
Ya que me he puesto guapo (una camiseta que no apeste a sudor y un pantalón que no es de ciclismo) salgo a pasear un rato y a ver si encuentro alguna pizzería, que se ve que el cuerpo está pidiendo hidratos de carbono.
Iglesia, puebla, mexico
Iglesia en Puebla

centro historico, puebla, edificio, iluminación nocturna
Edificio en Puebla
La noche de difuntos es vivida en México con mucha intensidad. Al menos con mucha más de la que estamos acostumbrado en España, donde ha cogido más vuelo por la influencia anglosajona de Halloween. Me encanta ver como en ese sentido México se agarra a sus tradiciones. Hay muchísima gente disfrazada, y además algunos de ellos son realmente buenos, metiéndose mucho en el papel.
disfraz, noche de difuntos, puebla
Noche de difuntos

catedral, puebla
Catedral de Puebla

cicloturista, puebla, catedral, noche de difuntos
Disfrazado de ciudadano
Para cuando llego a la plaza de la catedral, la muchedumbre es asombrosa. Los que me conocen sabrán que las aglomeraciones y yo no nos llevamos muy bien, pero el ambiente es tan amable y todo fluye tan bien que no me siento incómodo para nada (está claro que ya he comido y que todo me viene a dar más o menos igual).

La mayor parte de los edificios tienen una muy acertada iluminación que realmente convierte en un placer el pasear por esta ciudad, que es mucho más monumental de lo que me esperaba al llegar.

Lamentablemente, aunque "la noche es joven y yo más", los kilómetros pesan y me voy a dormir. Una retirada a tiempo es una victoria, y me quedo con el sabor que me ha dejado esta celebración.
centro, plaza, puebla, catedral, halloween, mexico
Ambiente del centro

Antes de salir de Puebla me doy una vuelta de nuevo por el centro de la ciudad. El día acompaña y me apetece disfrutar de nuevo de estas calles. Estando en la plaza coincido con un grupo de ciclistas que parece que van a hacer alguna ruta en mi misma dirección. Ellos no preguntan y yo no podría seguirles el ritmo así que sigo a lo mío y si nos vemos por el camino pues ya charlaremos un rato.

catedral, puebla, mexico
La Catedral de Puebla... con iluminación diurna
Y en carretera el día comienza a torcerse, climatológicamente hablando, un viento muy feo me dificulta el avanzar y el día se va tornando plomizo. La carretera es recta. Una de esas rectas que se pierden en el infinito, primero sube, después baja, volvemos a subir y... ah, no, se me terminó el día en esa subida.
ofrenda, flores, mexico, noche difuntos
Cementerio tras la noche de difuntos
La gracia del día, sin embargo, me llegó por dos frentes totalmente opuestos. Por un lado, el pinchazo que debía llegar, llegó. Aprovecho para repasar el estado del neumático que, si os acordáis, empezó a dar muestras de agotamiento ya desde Tepic. Obviamente está más desgastada, y lo que antes eran pequeños puntos verdes, ahora son franjas completas. Aun así, la rueda aguanta. Y esos son unos 1,500 km. Me vuelvo a quitar el sombrero con Schwalbe.

La segunda gracia me llega desde España. Resulta que la entrevista que me hicieron en Tlaxcoapan ha llegado hasta el Diario Sur, periódico de mi Málaga natal y, a través de mi familia, tienen mi número de teléfono, así que me hecho a un lado de la carretera y mantengo una breve charla con el periodista de deportes de este diario. Al finalizar me comenta que se publicará en un par de días, el lunes. La verdad es que más tarde, dándole vueltas, me extraña, ya que el lunes es cuando se publican todos los deportes del fin de semana, y sinceramente no me veo quitándole dos líneas a Ronaldo o Messi. Pero bueno, cuando se publique ya me enviarán el enlace a la web y/o una copia del periódico.
averia, pinchazo, cicloturismo, bob yak
Un poco de mecánica para amenizar la tarde.
Acampo tras unas casas abandonadas en un pueblo junto a la carretera y como algo caliente en un bar que está próximo. He llegado prácticamente de noche, llevo unas 4 horas de cara al viento y con un frio demencial, así que con un humor bastante perruno caigo rendido en el saco.

Cual no será mi sorpresa al levantarme con la siguiente imagen ante mi. Hacía ya mucho que no veía la nieve, y aunque lejana, he de decir que me sentí transportado a Canadá de nuevo. Es curioso como el frío me puede tensar tanto, y que sin embargo recuerde que aquellos días eran los da la perpetua búsqueda de cumbres nevadas. Así que con un excelente humor me pongo en marcha.
Orizaba con su blanca cumbre
Y aunque el día comenzó un poco complicado ya que a poco que subí me metí en un banco de nubes que me obligó a plantarme mi chaleco reflectante y a encender luces, lo cierto era que me lo pasaba bastante bien. No sólo era que comencé con tan maravillosa vista, además resulto que ya llegaba lo que hacía tanto que estaba esperando.

Una de las pocas ventajas que tiene subir hasta la altura de México es que después... tienes que bajar. Y eso es lo que me tocaba. Los siguientes 3 ó 4 días, aun sin ser de relax, iban a permitirme relajarme bastante, ya que debía perder los 2,300 metros de altitud hasta llegar al nivel del mar.

Ruinas entre brumas

Templete junto a la carretera
Así que lo primero será llegar a Córdoba, bajando por el valle de Orizabal. Ya digo que hubiese sido más agradable hacerlo en un día despejado ya que había de estar muy atento a mi retrovisor, pero cuando salí de las nubes pude admirar el valle en todo su esplendor. A partir de ese momento ya sólo me quedó vigilar la carretera que era realmente empinada.

La verdad es que a esto de bajar me acostumbré tan rápido que rápidamente encontré donde parar a comer... hay tiempo para todo, y en el Oxxo estuve un buen rato de charla con los curiosos trabajadores de la gasolinera. Me dieron las bendiciones de rigor y me advirtieron sobre la carretera. Estrecha y con curvas. Cuidado con los camiones que vienen como locos... nada que no hubiese sufrido ya, pero se agradece la advertencia.
orizaba, veracruz, mexico, valle
Valle a la ciudad de Orizaba (al fondo)
A la entrada de Cordoba me paro a charlar un rato con mi señora, con un poco de suerte cuando encuentre habitación dispondré de una buena conexión wifi y podremos tener un ratito de skype. Hace ya mucho que no veo las caras de mi familia y eso se hace pesado.

En cualquier caso Cordoba es una bonita ciudad, y mi hotel da a la catedral de la misma. Una bulliciosa plaza frente a ella donde uno puede encontrar desde venta de globos a protestas por el estado de la educación en México (justo en ese momento recordé los problemas que había leído en España sobre la reforma educativa en México y me extrañó no haberme encontrado ningún detalle que me lo hubiese traído a la memoria a lo largo de mi periplo).

catedral, cordoba, veracruz, mexico
Catedral de Córdoba (Veracruz)
La cena la hago en mi habitación del hotel con cuatro cosas que compro en tiendas junto a la plaza y por fin puedo ver a la familia.


Ver Sin título en un mapa más grande

Pd: estos han sido unos días bastante sosegados, por ello pasaré sobre ellos más rápidamente, centrándome en las anécdotas que realmente pudieron marcar los días. ¿Hay algo más que quieras saber? Pregúntamelo!!

martes, 4 de febrero de 2014

Morelia. Visicitudes de un viaje.

enfermo, cicloturista, guapo, feo, gafas fotocromaticas
"El bonico"
Lo malo de pasar una mala noche es que, usualmente, le sigue una mala mañana. Más que levantarme, me arrastré fuera de la tienda. Darme cuenta de que no estaba solo y que mi reptar gusanil estaba afectando a mi imagen me ayudó (obligó) a recomponerme un tanto. Había dormido como no lo hacía desde que comencé el viaje allá por Alaska: con los pantalones largos de ciclismo y una sudadera dentro de un saco que permite dormir confortablemente a -10º... y aun así había pegado algún tiritón. En fin, que con resignación asumo que no estoy fino. Así que ahora me toca decidir si languidezco aquí mismo o si hago un esfuerzo para ver si, dándole un poco al pedal, entro en calor.

A pesar de que ayer habíamos hablado de salir temprano para llegar con luz a Morelia, que nos queda a unos 80km, nos tomamos esto de desayunar y recoger con bastante calma. Un amanecer plomizo y una fina lluvia no son los mejores incentivos para salir a la intemperie. Es increíble lo que un simple techo puede hacer por tu comodidad.

No obstante, a las 08:02 y con mi estimado Bob Yak cargado hasta las cejas, estamos cerrando la puerta del camping tras de nosotros y comenzamos a avanzar. Después de una pequeña bajada comienzan 8 km de continua subida, no demasiado empinada. Usualmente me hubiese venido muy bien ya que los escasos 12º que hacía no daban para estar muy calentito, pero tal y como andaba me parece que ni subidas ni bajadas iban a hacerme mucho bien.

platero, burrito, michoacan, mexico
¿Platero?
Habíamos establecido un punto de reunión. Allá por Huaniqueo, unos 30 km más adelante, donde dejaríamos la carretera de cuota para internarnos por carreteras secundarias, con peor trazado y arcén pero menos transitadas y con mejores vistas. Para cuando llegué a este punto ya me había quedado claro que no era con ejercicio como iba a reponerme. La gracia llegó cuando nos dimos cuenta de que nos faltaban cuatro compañeros; resultó que por despiste se saltaron la salida y continuaron por la carretera en un camino más recto hacia Morelia. Me despedí de los presentes citándome con ellos para el día siguiente en el congreso que en Morelia se celebraba.

mexico, michoacan, escorpion, alacran, hotel
Compañero de habitación.
Huaniqueo de Morales es una pequeña localidad que, en mi ignorancia, me atreveré a decir que no tiene nada de particular. Pude encontrar hospedaje en una desvencijada casa. Ducha y a dormir. Es increíble lo curativo que puede llegar a ser el sueño. Para las 17:00 me desperté y bajé al pueblo a dar un paseo y comprar algunas viandas, fruta fundamentalmente. De charla con el dueño de la tienda me contó que estuvo trabajando como técnico en un laboratorio en los EEUU (fotografías incluidas) e incluso tuvo un negocio de compraventa de vehículos. Lo dejó todo atrás cuando su padre se hizo mayor y no pudo ocuparse de la desvencijada tienda en la que me atendía. Es cierto eso de que la tierra que nos vio nacer tira mucho de nosotros.







Como se suele decir "una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa". Y está claro que esto ya es otra cosa. Para llegar a Morelia debo hacer solamente unos 50 km, así que me lo tomo con calma. Concentro en el desayuno las calorías de una semana y preparo la bicicleta. Las alforjas, pobrecitas ellas, están a punto de convertirse en un montón de jirones, pero aun aguantarán un poco más con la caja de imperdibles que compré ayer.

pradera, michoacan, mexico
Un día perfecto para hacer un poco de turismo sostenible-

El sol luce y calienta, y a poco de empezar me doy cuenta de cuanta razón tenía Bernardo al decidir dejar la carretera principal. El camino es más duro, con algunas rampas que casi me obligan a echar el pie a tierra, pero la paz que se respira es impresionante. Atravieso algunos pequeños pueblos donde la gente te observa con abierta curiosidad pero nadie hace el intento de hablar conmigo. No siento ni sombra de mi estado de ayer, y casi lamento que sólo haya 50km hasta Morelia porque realmente disfruto de la carretera.

caballos, pastar, pradera, michoacan, mexico
Una de las pocas praderas "llanas" que me encontré en el día.
Movimiento Antorchista, reivindicando.

Lamentablemente todo tiene un final, y en este caso el final llegó al entrar en Morelia. No me entendáis mal, es una bonita ciudad, pero los accesos dejan algo que desear, cosa usual en grandes ciudades. El asfalto vuelve a estar destrozado y paso del plácido paseo a una jungla donde un cicloturista está en la parte más baja de la cadena trófica (vamos, que los coches se me comen por los pies). Por suerte me tropiezo con un ciclista que casualmente también va hacia el pabellón donde se celebra el congreso así que a duras penas consigo seguirlo. La verdad es que me parto de la risa con las cabriolas que va haciendo con una fixie, casi parece que quisiera impresionarme.

morelia, congreso, ciclismo, urbano
VI Congreso Nacional de Ciclismo Urbano. Morelia.

Finalmente llego al pabellón donde me encuentro de nuevo con mis efímeros compañeros. Pasamos la tarde de charla, escribiendo en blogs y, como he llegado con la bicicleta completita, dando explicaciones a diestro y siniestro sobre mi viaje. En este primer día no llegué a entrar a ninguna ponencia, aunque al día siguiente estuve en un par de ellas, sobre los niveles de contaminación en distintas ciudades de México y sobre la adaptación de las ciudades a la bicicleta. Interesantes. Gracioso, que podríamos decir, fue el momento en el que, sentado atendiendo a una de las conferencias, el biceps crural (el de la parte de atrás del muslo) decidió que era un buen momento para acalambrarse, vaya si había tenido meses para hacerlo y tuvo que escoger uno de mis pocos días de relax, así que ante la divertida mirada de Paul, me tocó morderme un puño mientras la otra mano intentaba deshacer el nudo de doble lazada que se me había formado en la pierna.

Bob no es el único remolque del mercado.

Iba tocando ver donde me iba a quedar y parecía que el personal se había repartido un tanto. Alvaro con una chica de couchsurfing, Bernardo y algunos más con un amigo, así que al final Olli me comentó que se habían quedado en un albergue y resultó que aún tenían plazas. Habíamos quedado para más tarde con el resto en el centro de Morelia, donde se iba a iniciar una marcha cicloturista nocturna que iba a dar mucho de si...

marcha, cicloturista, nocturna, morelia
Inicio de una noche "memorable"
A la marcha fui ligero, es decir, sin carrito, sin alforjas y sin mochila. Cámara, teléfono y cartera a los bolsillos y en el casco la cámara de video. Nos encontramos con el resto del grupo y visto que la marcha como tal iba a tardar un poco en comenzar nos escabullimos para comer algo ya que no habíamos tenido ocasión de cenar. Al poco la "serpiente multicolor" comenzó a moverse, con la típica calma e indolencia del que sabe que la prisa no lo llevará a ningún lado, y a ella nos unimos.

No más allá de 400 metros más adelante llegamos al primer tapón donde hice el clásico palmeo para controlar que todo estaba en su sitio: ¿casco con cámara? comprobado; ¿cartera? comprobado, ¿cámara de fotos? comprobado, ¿movil?... ¿movil?... ¿movil? ¡¡¡¡UOPS!!!! Maldita sea, donde diantres está mi iPhone. Media vuelta, vista al suelo y a recorrer en dirección opuesta a la marcha el camino antes hecho. Llego hasta la plaza y vuelvo sobre mis pasos una vez más, ahora hay menos ciclistas y la esperanza es lo último que se pierde. Nada, no hay suerte... piensa Fernando, piensa. ¡¡Pues claro!! ¡¡El localizador!!  La mayoría de los teléfonos de media gama hacia arriba vienen equipados con GPS  lo que, en determinadas circunstancias, te permite localizarlos, así que me dirijo rápidamente hacia el albergue, enciendo el ordenador y ¡voila! ya se donde está mi teléfono. Mi problema ahora es que no puedo ir a por él ya que no tengo otro teléfono con el que seguir la señal. Espero unos minutos y compruebo que efectivamente, la señal es estable y puedo ver por donde va... que gracioso, está siguiendo el recorrido de la marcha en la que me encontraba. Quizás se me cayó y alguien lo recogió. Estoy a punto de enviar un mensaje al movil ofreciendo una recompensa si me lo traen al albergue cuando caigo en la cuenta de que jamás se me había caído el movil antes, y no quiero advertir al actual depositario (por no usar un lenguaje más claro) de que se que lo tiene.

Así que hablo con el dueño/gestor/recepcionista del albergue, Mike, americano, y le explico lo sucedido. Le pido el teléfono del albergue y si me puede facilitar el número de la policía, a lo que me responde con una mirada llena de escepticismo. Marco y le explico a una señorita la situación. -"En 15 minutos le contactarán". Mientras espero sigo el teléfono en la pantalla de mi ordenador. Espero que no le de por apagarlo. Suena el teléfono y vuelvo a explicar la situación: necesito a un agente con un movil con conexión a internet para poder localizar el mío. En 5 minutos tengo en la puerta al agente Vasquez, de paisano, y con su iPhone en la mano. Accedemos a la aplicación y localizamos el terminal. Ahora al coche, de los que se vendrían a llamar "de la secreta". Él conduce y yo le voy indicando las calles por donde se mueve mi teléfono. Uno hubiese pensado que al tratarse de una persecución de un coche contra una probable bicicleta la cosa podría haber sido calmada, pero el manojo de canas que me salieron en el trayecto dan fe de de lo contrario.

Pues cantando iba yo las calles cuando al mentarle una de ellas, cuyo nombre no recuerdo, me pidió que se lo confirmase. Algo en su tono de voz me hizo temer lo que más tarde me confirmó. Entrábamos en "zona de guerra". La señal se detiene y por más que refresco la pantalla no me da ningún movimiento, no se si han apagado el teléfono o realmente se han detenido. Unos 5 minutos más tarde llegamos a la última localización conocida del movil. En la esquina donde se supone debería estar el iPhone, un grupo de personas charlan a la puerta de su casa; aparcamos un poco más adelante y me comenta que cree conocer a esta gente, lo dice con ese tono que te deja claro que no es porque se los encuentre los domingos en misa, y me indica que no salga del coche. Ni se me ocurre.

Se dirige a ellos y comienza una discusión de la que apenas puedo distinguir palabras sueltas. 5 minutos más tarde se termina de montar el follón al aparecer dos furgonetas llenas de policías "a la mexicana", esto es, con cascos, armas de repetición y chalecos antibalas. Por un momento estoy tentado de recordarles que se trata únicamente de un movil, que por lo que a mi respecta le pueden ir dando por donde no luce el sol. Pero el tinglado está ya montado. Los "malos" que no los dejan entrar, los buenos que, siendo conscientes de que no tienen una orden de registro, no quieren/pueden forzar la situación. Por un momento creen ver algo en los tejados y todas las linternas apuntan a los tejados. A todo esto mi teléfono ha dejado de transmitir señal, lo han apagado.

Han pasado casi dos horas desde que llegamos y el agente Vasquez se acerca taciturno al coche. Me explica que están tardando demasiado en recibir la orden de registro y que sin esta no pueden entrar en la casa. Lamenta que esto esté tomando estos derroteros y que para cuando llegue la orden ya se habrán deshecho del movil. Lamenta mucho la imagen que me llevaré de Morelia. 3 policías más se acercan a disculparse. !!3¡¡.Yo alucino. Trato de hacerles ver que esto me podría haber pasado en mi casa, que han hecho, y doy fe de ello, todo lo posible dentro de la legalidad, por recuperar mi terminal; y que mi imagen de Morelia no se ha visto para nada menoscabada, todo lo contrario, gracias a la entrega que han puesto en una misión tan trivial como esta.

Camino del albergue, sin embargo, el agente razona que "el malo sabe que nosotros sabemos que tiene el movil, y también sabe que en cuanto lo encienda lo localizaremos o que usted lo habrá bloqueado, así que mañana por la mañana querrá deshacerse de él... creo que lo dejo a usted en el albergue y me vuelvo para pillarlo". No tengo my claro que decir. Así que le agradezco el esfuerzo y le hago ver que hablamos sólo de un movil.

Al llegar al albergue le explico a Mike lo sucedido y lo cierto es que alucina. "Quizás será porque eres un turista, a uno de aquí no le hubiesen hecho ningún caso". Pues no lo se, pero el cuerpo me pide descansar, son las 03:00 a.m. y la noche ha sido intensa. Mike me deja el inalámbrico "porque nunca se sabe".  A las 06:00 el teléfono suena. -¿Diga?-, -¿Fernando?, tengo su celular, en 15 minutos estoy allá.- Creo que estoy demasiado dormido y no le doy mucho crédito a mis orejas, pero 15 minutos más tarde el agente Vasquez me termina de sacar de mi sueño cuando me devuelve, intacto el movil, con su funda, una batería de una cámara que tenía de repuesto y 4 ó 5 pesos que había dentro. Mike y yo estamos estupefactos. El agente me cuenta que estuvo esperándolo hasta que, sobre las 05:30 lo vio salir y estuvo charlando con él hasta que le dio el terminal. Al parecer lo había encontrado en la calle y salía para devolvérmelo... a las 05:30 de la mañana, claaaaaro. Le agradezco al agente su trabajo, lo que él declina diciéndome que es sólo eso, trabajo.

Tres detalles que olvidé comentar: 
1. Poco antes de "extraviar" el movil me llegó un SMS del agente Magaña, aquel me escoltó mientras dormía unos días antes de llegar a Manzanillo, y aun no le había respondido.
2. Cuando hablé con el agente Vasquez al principio, le comenté que iba a enviar un mensaje al movil para ofrecer una recompensa de unos 500/1000 pesos, pero que al final no envié. Hubiese sido muy sencillo para él decirme que tuvo que soltarle 500 pesos al malo para que le diese el teléfono como "agradecimiento por devolverlo". No lo hizo.
3. Justo antes de volver al albergue, el agente estuvo hablando con un vecino. Cuando terminó se metió en el coche, tomó una cámara de video y se puso a gravar un vehículo indicando que se abriesen diligencias para investigar la procedencia del mismo. Ante mi cara de asombro me explicó que el vehículo pertenecía a un policía según le indicaba el vecino, pero que quedaba fuera del presupuesto de un policía; que quizás fuera de la mujer, o vaya usted a saber, pero que había manzanas podridas que era mejor sacar del cesto.

Todos hemos oído hablar de las famosas "mordidas" de la policía mexicana, y quizás mi experiencia sea una raya en el agua pero... bueno, hay gente buena y honrada en más lugares de los que uno se imagina. Así que desde aquí, mi agradecimiento y respeto a la policía de Morelia, estado de Michoacán.



Ver Morelia en un mapa más grande