lunes, 9 de septiembre de 2013

El Gran Cañón del Colorado



Contrariamente a lo que debería hacer, salgo tarde. Skype tiene esas cosas.

El camino comienza con una suave bajada que después cambia las tornas. Es tan suave la subida que de hecho a veces tengo la sensación de que sigo bajando, pero es el viento el que me impide avanzar con mayor velocidad.

Es curioso como en tan pocas millas puede cambiar tanto el paisaje. Atrás dejo Utah, que me ha mostrado una enorme variedad de entornos, y que se despide con colinas rojas, arcillosas. Por delante, Arizona, también roja, pero llana, desértica. El calor se empieza a hacer notar, a eso le sumamos la llanura informe y en leve subida, y la sensación de agobio no tarda en hacerse notar. Me encuentro más cansado de lo que debería, pero en realidad todo está en mi cabeza. No tengo sensación de avanzar, y además me cuesta más trabajo del que debería… lo graciosas que son las percepciones, y que me vengan a pillar desprevenido a estas alturas de la película… en fin.

Maemia que caló


Jeje. Ya van 6.000 km.

Lo bueno de las percepciones es que si uno se pone un poco cabezón, las acaba venciendo. Aunque claro, no hay que olvidar aquella frase que rezaba "ten cuidado con lo que desees vaya a ser que lo consigas". Pues lo consigo, se acaba el llano y empiezo a subir. Desde abajo no parecía gran cosa, pero lo cierto es que me cuesta bastante ascender. La parte positiva es que a medida que asciendo, el calor remite, y es que el cañón del colorado, en el anillo norte, marca una altitud de unos 2500 metros.

¿Anillo norte? Vale, estoy siendo un poco desordenado. El cañón del colorado recibe el nombre por el río Colorado, el cual seguramente da nombre también al estado pero, el Gran Cañón en sí se encuentra en Arizona. Si bien el GCC es uno, el mismo se divide en dos Parques Nacionales, Anillo Norte y Anillo Sur. La distancia entre ambos, a vuelo de pájaro, es de unas 13 millas, si bien el trayecto por carretera asciende a unas 240. También hay una ruta para hacer a pie de unas 40 millas (esa la dejo para otro día). El Anillo Norte tiene mayor altura que el sur, lo que hace que en invierno quede cubierto por la nieve y sea inaccesible. También la temperatura en el norte es más baja que en el sur inclusive en verano (lo que se agradece un rato). El anillo sur es mucho más visitado que el norte dado que cuenta con un mayor número de rutas para realizar, así que es relativamente sencillo acceder a él desde las principales ciudades de la zona, como Las Vegas.

Yo, como soy un romántico, enamorado de la soledad y los espacios abiertos, escogí el anillo norte. No tienen nada que ver esas 240 millas al solano en mitad del desierto… para nada.

¿Donde estaba? A sí, sufriendo. Pero sarna con gusto no pica. Y el caso es que el calor empieza a remitir. La vegetación empieza a hacer acto de presencia y comienzo a ver árboles, hasta convertirse en un bosque. Llego a la bifurcación en Jacob Lake que me hará abandonar la 89A para entrar en la 67. Pero aun faltan unos 70 kilómetros, y estoy derrotado. Así que hago una larga parada para comer algo y empiezo a darle vueltas al tema de dormir. No quiero acampar al raso en un Parque Nacional y no tengo muy claras las distancias hasta los campings, así que me acerco al punto de información y lo comento con la ranger que allí estaba. Me mira un momento con cara de "venga ya!!" y finalmente lo suelta -"Los últimos 20 kilómetros son Parque Nacional, pero hasta allí puedes acampar donde quieras, no tiene porque ser en un campground". Me choca un poco que un ranger me diga esto, por aquello de que se supone que el bosque estará mejor controlado si todos dormimos en los campings, pero donde manda patrón no manda marinero y a ello voy.

Con temperatura agradable, repuesto y con el estomago lleno, y mejor aún, sabiendo que puedo parar donde me venga en gana, el pedaleo es mucho más agradable. Además, vuelvo a estar en bosque, y eso no tiene precio… aunque lo cierto es que a poco que avanzo me doy cuenta de que buena parte del bosque ha ardido recientemente. Una pena.

Continuo ascendiendo y hago cima en 2700 metros, con lo que he ascendido unos 1300. Toy hecho un machote. A partir de aquí todo mejora. Voy en suave bajada, muy suave ya que realmente estoy en un altiplano, y además dejo atrás la zona incendiada. Los bosques vuelven a cerrarse, y cuando se abren lo hacen para dejar paso a pequeñas llanuras, con lo que estoy teniendo un nuevo problema que no había tenido hasta ahora: cualquier sitio es perfecto para acampar y no se cual elegir. Finalmente me decanto por la salida de un bosque que da paso a uno de estos "meadows". Paso de cenar, que todavía tengo la comida dando saltos, un poquito de lectura y a dormir.

Elige donde quieres dormir

Para despertarme, en el iPhone, suena una canción de Lindsey Stirling, Crystallize, que con suavidad me empieza a sacar del sueño y después me va dando un poco de energía. Un café para el ánimo, podríamos llamarlo. Sin embargo, creo que para el día de hoy debería, haber puesto la Primavera de Vivaldi, y aun a pesar de estar en agosto, pero la claridad del aire, los rayos entre los árboles, y la pradera iluminada ante mi… sí, Vivaldi encajaba mejor.

Desayuno de campeones y me pongo a ello con calma, disfrutando de las vistas. En el camino me cruzo con un buen número de cicloturistas. No paramos pero entre todos nos saludamos. Muy cívicos. Alcanzo el límite del parque, que me quedaba a unos 20 kilómetros más o menos y desde ahí otros 20 hasta el borde del precipicio.

Voy en bajada, mayormente, y la carretera está en buen estado. Además hay poco tráfico. En resumen, sigue siendo un buen día. Y finalmente me planto allí.

En torno al cañón, como suele ocurrir, hay un pequeño complejo turístico (en el anillo sur no será tan pequeño) compuesto por un centro de atención al turista, un hotel con habitaciones o cabañas, un campground, y media docena de tiendas, entre cafeterías y tiendas de regalos.



Tras esto, el Gran Cañón del Colorado. Las mejores vistas se obtienen desde un pequeño sendero llamado Angel´s point, o desde el propio hotel, el cual da acceso a un mirador. El paisaje es impresionante, y pone en valor el esfuerzo para llegar y volver en bicicleta. De hecho, creo que a partir de ahora lo tomaré como medida de la belleza de un sitio -"¿era bonito?, pues mira, yo iría en bicicleta si hiciese falta", si ya vas andando es que es la releche.

Sendero Angel´s Point

Me faltan palabras para describirlo. No las conozco. Podría decir profundo, pero me quedaría corto. ¿Abisal? quizás demasiado, pero no desencaminado. Hermoso, sin lugar a dudas. Vasto, obviamente. ¿Te deja sin aliento?, sin lugar a dudas. ¿El mejor sitio? Pues no, va a ser que no, pero esto ya es una opinión muy particular. De cualquier modo, cuando sea mayor, me gustaría volver y hacer el anillo sur y un viaje en helicóptero… ¿se podrá hacer en canoa? ¿Alguien se apunta? ¿Antonio, Jenn?

Me siento artista

Echo el día aquí, leyendo tranquilamente. Levantando la vista para beberme el entorno. He visto lo que hay que ver, pero quiero quedarme para ver el atardecer, y entonces me iré a dormir. Sin embargo me acerco antes a hacer unas compras a una milla del cañón, y es allí donde me doy cuenta de que la rueda vuelve a romperse como sucedió en el Yukón.

Arrrrrgh!!!

El mundo se me cae encima. Tras unos instantes de frustración comienzo a serenarme. Además ahora cuento con una débil conexión a internet, así que hago las búsquedas oportunas. La tienda más cercana está en Kanab, pero si eso falla tendré que llegar hasta Hurricane (127 millas). La última vez la rueda aguantó unos 270 km, así que debería llegar fácilmente, pero es viernes, y el domingo puede estar cerrada la tienda, así que debo llegar mañana, sábado, y por la mañana a poder ser. Pues nada, toca pedalear toda la noche. Me preparo y voy a salir pero, ¿cuando volveré al Gran Cañón? he esperado todo el día para hacer una foto al atardecer y me voy a ir, a una media hora de que se produzca sin hacerla.

Esto no es es el atardecer. Aún no.

Como es obvio, vuelvo al Cañón, aun con la frustración en la cabeza, e intento disfrutar del momento. Obviamente la foto es un churro. No dispongo ni de la técnica ni de la tecnología para recoger en unos cuantos megapixeles lo que ante mi se despliega. Por suerte si tengo retina, y memoria, y de ahí no se borrará nunca jamás.




Vuelta a la bici. Chaleco, luz frontal, luz trasera, calentando motores… y una ranger aparece, y pregunta que qué tal… y yo le cuento lo de siempre pero, no se porque, añado lo de la rueda. Y hete tu aquí que la señora viajó en sus años con su bici, y que mañana es su día libre y tiene que ir a comprar algo, o no, pero que me llevará. Y me da apuro, porque tiene un único día libre y lo va a emplear en ayudarme, pero acepto, por supuesto.

Al final quedamos en que me recogerá en una gasolinera que hay a las afueras del camping al día siguiente, así que me salgo del parque natural, con un gran alivio en la mente, y vuelvo a acampar en el bosque, para alivio de mi cuerpo.



Sobre las 08.00 llego a la gasolinera y comienzo a desayunar. Tienen wifi, y de eso me doy cuenta tarde, pero bueno.

Kathy llega unos minutos antes de las 09.00, cargamos la bici en la furgoneta, en un parrilla delantera y nos lanzamos hacia Kanab. Me da un poco de rabia el haber sufrido la cuesta de ayer y hoy no poder disfrutar de la bajada, pero son cosas que pasan.

En Kanab, la tienda es muy pequeña, y no cuentan con ruedas de calidad. No ya de 36 o 40 radios que era lo que estaba buscando. Así que nos dirigimos hacia Hurricane. Kathy está enamorada de este lugar, me va indicando las rutas que ha ido haciendo por la zona y no puedo más que asentir y sentir un poco de envidia y curiosidad por todo lo que me dejo atrás.

Pasamos por Colorado City, parte del pueblo en Arizona y parte en Utah, con una comunidad casi exclusivamente mormona. No me lo dice pero me queda bastante claro que no es muy creyente, aunque alaba la forma de construir que dicen tener las comunidades mormonas, con ciudades muy bien ordenadas, y arquitectónicamente coherentes. A mi me parece muy bien, pero eso es un geranio en un desierto… por bonito que sea el tiesto.

En Hurricane encontramos rápidamente la tienda y, por desgracia, no tienen ruedas de 36/40 radios, así que me tendré que apañar con una de 32. De cualquier modo, ya se cual es el problema, y no es el peso precisamente. Creo que fue cuando se me cayó la bici a la salida de Zión NP. Así que tengo que intentar encontrar una pata de cabra para el remolque, a ver si en Las Vegas tengo algo de suerte… con el remolque, no con los casinos.

Con Kathy, mi salvadora.

Nos despedimos y decido hacer día en Hurricane. Ciudad bonita donde las haya (sarcasmazo!!). A partir de aquí, en unos días debería entrar en Nevada y el calor se hará notar a base de bien.

Que emoción.