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sábado, 24 de agosto de 2013

Waldron



Que bueno es saber hacia donde va uno. Quizás no exactamente a donde, pero sí hacia donde.

Y voy hacia el sur. Por delante, unas jornadas que serán de transición, probablemente. Sin grandes paisajes ni nada especialmente reseñable, pero que me darán el pie a ver otras maravillas.

Como casi siempre que estoy en un motel, salgo tarde. Desayuno tranquila y copiosamente, y si tengo internet, aprovecho para tirar de skype.

Son las 12 pasadas cuando finalmente me pongo en marcha. Afortunadamente ya estoy a las afueras de Jackson, así que no he de pelearme con el tráfico de la ciudad, y los tramos de obras son reducidos así que más pronto que tarde me encuentro junto al río Snake, bajando mayormente, con algunas breves subidas cuando el cerrado valle no dio más opciones a los ingenieros.

Hace calor, y a un a pesar de lo frondoso del valle, el sol cae a plomo, y no hay sombra que lo remedie. Bueno, no hay sombra porque no me quiero parar, porque bastante tarde he salido ya. Es curioso lo rápido que puede uno empezar a aburrirse al haber dejado atrás tan bellos paisajes. Intento luchar contra ello, enfocándome en los detalles del valle… pero los resultados no son muy alentadores. Por suerte, más adelante, el valle casi pasa a ser un cañón y puedo ver en el río, gente haciendo rafting. Lo cierto es que me dan cierta envidia; se les ve tan fresquitos y yo con el calor que tengo…

snake, rio, river, Wyoming, EEUU
Rio Snake


Llegado un punto, que calculo que está a unos 5 km de Alpine, salida del valle y lugar donde habré de tomar mi próximo desvío, me paro a la izquierda en un área de descanso a atender a la naturaleza y a tratar de confirmar distancias (lo cierto es que no se porque me pasa eso, necesito que alguien me diga cuanto falta cuando mis cacharritos ya me lo están diciendo). Se acerca un trío que me pregunta por el viaje, vista la cacharrería que llevo. Les cuento, me confirman distancias y hasta pronto.

Efectivamente Alpine está a unos 5 km. Y justo en la entrada tengo un Subway donde podré comer, y sobre todo, beber lo que necesite. Me encanta usar estos momentos de relax para leer un poco y en ello estoy cuando entra un hombre con dos niñas en el restaurante, el cual me llama por mi nombre… es Jed Waldron, uno de los tres hombres con los que estuve hablando hace un rato, que casualmente ha venido a comer aquí. Charlamos un rato y me comenta que subió a hacer un poco de rafting con su hija y una amiga de esta; hablamos un poco de mi ruta y le pregunto por impresiones y sitios que debería visitar. Me habla sobre Zion y Bryce Canyon, confirmándome lo que ya tenía en mente. Al finalizar, me da su número de teléfono y me invita a su casa si llego a pasar por su ciudad. No deja de sorprenderme la buena voluntad que muestran para conmigo. Le doy las gracias y nos separamos.

Un poco más recargado y refrescado me pongo de nuevo en marcha. Tengo toda la tarde por delante y mi humor cada vez mejora más. Menos mal, porque acabo de dejar atrás las montañas y entro de lleno en un altiplano, que poco a poco sigue ganando altura, lleno de tierras de cultivo, y vallas por doquier… parece que lo de acampar va a estar complicado, pero supongo que surgirá algo, siempre surge algo.

Mi nuevo objetivo es Afton, ya que parece haber un par de campgrounds en sus inmediaciones. El primero de ellos, marcado por un cartel, parece estar al final de una calle, que más tarde se convierte en un pista interminable y que, para colmo, está en descenso y se interna en los campos de cultivo. No me convence, tiene la pinta de que cuando llegue allí, si sigue abierto, estará muy expuesto así que me decanto por el segundo, que parece estar en las colinas que tengo a mi izquierda y que, si bien me obligarán a subir un poco, probablemente me den mayor refugio.

El campground es pequeño, casi no caben las RV de tamaño reducido, pero para mi es perfecto, y además estoy solo, con lo cual rápidamente monto el campamento, me preparo una frugal cena y me quedo dormido con el arrullo del arroyo que corre a mis pies.



He dormido como un señor y me despierto como tal. Es decir, muy despacito y con calma.

Cuando finalmente estoy en pie y arranco me encuentro con la primera grata sorpresa del día: bajo lo que ayer subí. Al llegar a la calle principal y retrocedo unos cientos de metros para acercarme a un supermercado y comprar el desayuno y viandas varias.

El pulsómetro empieza a fallar. No pilla señal. Me pongo de puntillas y lo levanto al cielo… me siento ridículo, no es un movil… la fuerza de la costumbre. Le cambio la pila con el velocímetro y no parece funcionar. Pruebo también reacoplando dispositivos (por eso hay dos moves este día) y nada. Pero al final, como vino se fue y comienza de nuevo a tirar. La verdad es que últimamente me está dando problemas. Cuando estoy en subidas o llanos no parece funcionar mal, pero en las bajadas, totalmente relajado, me dispara las pulsaciones como si tuviese dos corazones en el pecho. Ya he escrito a Suunto a través de Facebook, pero de momento no han dicho esta boca es mía.

Utah, EEUU, carretera, cicloturismo


Así que me vuelvo a poner en marcha después de media hora de peleas. Y la cosa empieza con guasa. Toca ganar unos 600 metros de altitud para llegar aun mirador que no merece la pena el esfuerzo y de vuelta a perder altura. Los americanos no conocen la palabra túnel, esta claro. Al menos la bajada es escalonada y me da lugar para recuperar. Y el otro punto positivo es que no me lleva a una altitud similar al del inicio de la subida anterior… así me mosqueo menos con la siguiente escalada. Pero esta es corta y de nuevo me lleva a una suave bajada y un largo llano ¿que ha cambiado? Para empezar, desde la primera bajada el paisaje es mucho más árido, la sombra empieza a ser una excepción y el calor comienza a apretar. Y es con estas con la que subo la segunda rampa que me cuesta un rato. El segundo detalle es que ya no estoy en Wyoming, ahora estoy en Idaho. ¿O no? porque llego a una ciudad que se llama Montpelier, y veo indicaciones para París… a ver si la he liado otra vez…

Tengo el Bear Lake a la vista, pero también es cierto que me queda un poco lejos aun. Tenía la esperanza de que la carretera pasase más cerca del lago y de encontrar un sitio para acampar a su vera, pero parece que va a ser complicado, porque además hay mucho campo de cultivo. De cualquier forma aun queda mucha luz y día por delante así que sigo con un suave viento de costado, y voy parando en los camping que me voy encontrando. No se que pasa pero está todo lleno, y mi mosqueo no hace más que aumentar. Más aun cuando veo que he dejado atrás Idaho (tan rápido que no he tomado ni una foto).

Al final aterrizo en Garden City y hay un par de detalles que me mosquean bastante. El primero es contar con un carril bici en un pueblo en mitad de ninguna parte, y el segundo un puerto deportivo… esto va a ser caro de narices. Y vaya si lo es. El primer campgroung que pruebo (KOA) está completo y me deriva a otro que queda a mano. Allí llego y aunque está lleno me harán un hueco. Thirteen (13$) me cobrarán, y yo encantado, que si me han salvado la vida, patatín-patatán, Thirty (30$) me pasan en la factura… pues mira, me quedo, pero si quieres saber algo sobre Alaska o Canadá te buscas un libro, que yo no estoy aquí para entretener a nadie. Quizás debí haberme ido, quizás. Pero la cuestión es que me quedo. Monto la tienda y me ducho que el día ha sido largo (126 km, 800 metros de subida) y mañana parece que empiezo muy fuerte.



Amanece un nuevo día, por el este, como es debido, y abro los ojos hacia arriba, como es costumbre. (Necesito un diccionario de sinónimos y un nuevo catálogo de expresiones para empezar los días).

Bajo al pueblo y tras darle un par de vueltas a la escueta variedad de la gasolinera (los supermercados están cerrados aun) me decanto por ir a desayunar a una cafetería, ya que con el precio de la leche y las galletas, un desayuno completo con café ilimitado sólo me saldrá por un par de dólares más, y quizás tenga wifi. Así que, próximo a la carretera principal, encuentro una agradable cafetería donde me calzo el tradicional desayuno de tortillas, huevos revueltos, bacon y salchichas, todo ello regado por el sempiterno café de aguachirri, el cual empieza a hacer sus efectos a partir de la tercera taza.

Una vez cumplidos con los deberes gastronómicos, paso a la labor de quemar las calorías ingeridas para mantener este magnífico tipín que se me ha quedado. La cuesta, dejando a mi espalda el lago, comienza suave, pero rápidamente cambia por una rampa pronunciada, revirada y de irregular arcén. El sueño de todo ciclista mañanero. Así que mientras mascullo, sudo y noto como el bacon es procesado a marchas forzadas para alimentar mi vieja locomotora, los aficionados al ciclismo comienzan a pasarme dándome muestras de ánimo. Así que me animo, y me paro, pero como siempre, no estoy cansado, es que he elegido este momento para hacer una foto, y me parece que en la siguiente curva comprobaré la tensión de los cables de la luz. De un modo u otro hago cima, y es entonces cuando el "intermitente arcén" pasa a ser el "inexistente arcén". Y entonces me acuerdo de Jed Waldron, y que ya me advirtió, primero: que me iba a reír mucho con la cuesta y segundo: que debería tener mucho cuidado en el cañón de Logan, ya que es muy estrecho, con curvas y sin arcenes.

Bear lake, lago Bear, Utah, EEUU
Bear Lake

Bueno, hago de tripas corazón y me deslizo por él. En su mayor parte es una agradable bajada. O debería ser agradable de no ser por el intenso tráfico y que, efectivamente, no hay arcén. A ello hay que añadir mi principal error: conducir por la derecha del carril, esperando que, el conductor que vaya a adelantarme, esperará a que no venga nadie para hacerlo dejando el suficiente espacio. El 90% actúa de este modo pero, por desgracia, dentro del 10% que no lo hace así, hay un 1% que para remate, conduce una RV, y así es como me llevé el susto más grande del viaje hasta el momento. Por más que lo vi por el retrovisor, por más que indiqué con la cabeza que no me adelantase y por más que, una vez se puso a ello, golpeé el lateral de la caravana (muestra de la distancia que nos separaba) siguió adelante. La suerte, no obstante, estuvo de mi lado, ya que no se paró… porque si se llega a parar…

El sitio es muy bonito, pero apenas hay lugar para detenerse,a sí que cuando lo hago, los nervios ya han pasado; es lo bueno de la bicicleta, estas subidas de adrenalina son rápidamente convertidas en energía cinética (o potencial si estamos ganando altura).

Logan canyon, utah, eeuu, phishing


El cañón termina y después de una corta subida tengo Logan a mis pies. Una ciudad de tamaño medio, bastante limpia y bonita. Calles muy amplias y animadas. La voy cruzando y buscando alguna tienda de bicicletas a fin de comprar la llave de radios que perdí, probablemente en Yellowstone. Finalmente llego a un McDonald´s y es la hora de comer, así que vamos a tirar de wifi que hace días que no hablo con la familia. Además, tengo que decidir si llamaré a Jed Waldron o no. Finalmente me decido a pegarle un toque y tras charlar un rato me manda en un SMS la dirección. Está a unas 3 millas de mi posición, así que me dirijo hacia allá. Cuando estoy acercándome un coche se me aproxima. Es Jed, que había salido a buscarme por si acaso me perdía. Me da las últimas indicaciones y en su casa nos vemos.

Los Waldron son una familia de 6 miembros, Jed y Pam son los padres y tienen 3 niñas y un gallardo varón. Rápidamente me hacen sentir como en casa, y de hecho me invitan a acompañarlos a una comida que tienen Jed y Pam con unos amigos; así que me ducho y nos plantamos en un restaurante de Sushi donde conozco a los McClellan y a los Kunzler. La velada es muy agradable y hablamos de todo un poco. Cuando el tema deriva a mi viaje, me aconsejan Bryce y Zion, pero tienen serias dudas sobre como habré de llegar hasta California tras esto. La verdad es que cruzar el desierto era algo que no quería hacer pero que, al final será inevitable, y por lo que parece, además complicado, dado que la ruta sur, desde Las Vegas, por la I15 está probablemente cerrada al tráfico de bicicletas y aunque estuviese abierta, me dicen que suele haber siempre algún conductor borracho que vuelve desde Las Vegas hacia Los Ángeles dando más tumbos de los debidos. En lo único que todos coincidimos plenamente es en que, vaya por donde vaya, viajar por la noche será, no ya lo más seguro, si no inevitable.

Finalizamos la velada y todos me dan sus mejores deseos. Y además lo hacen de corazón. Magnífica gente.



Me levanto tarde. Sobre las 09.00, pero es que hoy empezaré a cambiar mis hábitos de sueño. He decidido que hoy por la tarde, a fin de coger las horas de menor sol y después rodar por la noche aprovechando la luna.

Ayer le pregunté a Jed si tenían una báscula, y me la ha dejado en el salón. Estoy sólo en casa ya que se han ido a misa  (muy halagado por la confianza) y me peso como es debido. Unos 82 kilos. He perdido unos 11 kilos desde que empecé el viaje.

En la cocina me han dejado una nota y una serie de bandejas con fruta para que me sirva. En la nota me indican que Pam volverá pronto y me preparará una tortilla. La verdad es que al principio me quedo un poco sorprendido porque me parece que le ha dado demasiado bombo a esto de la tortilla, pero bueno. Me aseo y, por algún motivo, no toco la fruta. Me parece poco respetuoso por mi parte. Un sentimiento un tanto absurdo. Así que voy a echarle un vistazo a la bici, y, como no podía ser de otro modo, un radio se ha roto. Pam llega y me dice que me va a preparar la tortilla. Nunca he sido fan de las tortillas, o más bien del huevo en general, así que revuelto es el único modo en que lo tolero bien, pero cierro mi boca y la dejo hacer, mientras yo voy a ensuciarme las manos.

Cuando me llama, dejo la rueda a medio desmontar y voy a desayunar. Bendito sea el momento en que me quedé callado. La mejor tortilla que he tomado nunca. Le ha puesto, pimientos, cebolla y no se que más, y lo ha cerrado todo con la tortilla como si fuese un Calzone. Exquisita.

Jed llega y viene a echarme una mano con la rueda. Charlamos animadamente y los niños se nos van uniendo o separando. A Jed también le gusta mucho esto del pedal y participa anualmente en una carrera que, cuando me indica los pueblos de referencia, se me antoja bastante larga y dura. Se le ve en forma, de todos modos.

Ya estoy terminando y Tab nos avisa que la "liner" está lista. Liner? Parece que Tab se ha inventado esta palabra, a modo de broma, para indicar la comida (lunch) que, por lo tarde que se hace, parece una cena (dinner). Eso quiere decir que estamos comiendo a las 14.00.

Durante la sobremesa Jed me ayuda a perfilar la ruta, ya que hay interestatales que me obligarán a dar rodeos, y me dice que hará unas llamadas para ver si alguien me puede acoger en el camino, aunque es complicado ya que, en teoría, a partir de ahora, tendré horario de basurero (dormir de día, trabajar de noche).

Dan las 17.00 y aunque aun hace calor, es momento de partir. Me siento muy a gusto con la familia y todos han sido muy cariñosos conmigo, pero esto del cambio de turno me tiene un poco "excitado". Tengo ganas de ver como me sienta el pedalear por la noche. Pam está desarrollando un negocio basado en la comercialización de esencias naturales a través de la marca doTerra y me hace una selección de lo que considera que puede serme más útil y me la da en un práctico y ligero neceser.



Ha sido un placer haberlos conocido, y realmente me gustaría que nuestros caminos se volviesen a cruzar. Desde luego, los caminos dan muchas vueltas.

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Atardecer en Utah


Pd. Hi Jed, Pam. I think I dind´t write anything inappropriate, especially the name of children and stuff like that, but if you think that there´s something that you want me to erase, please, excuse me, and tell me so. Big hug to all of you.

jueves, 22 de agosto de 2013

Grand Teton




Me levanto por primera vez a eso de las 05.00. No es que quiera madrugar, y tampoco voy a ir con Miriam. Es que ayer dejé la batería suplementaria en los cuartos de baño cargándose y tengo que comprobar que sigue allí. Efectivamente, allí sigue y completamente cargada. Si bien mantengo mis suspicacias soy consciente de que, por algún motivo, lo extraño hubiese sido que me la hubiesen quitado. Por términos generales no entra, ni de lejos, en la mentalidad del americano medio que me estoy encontrando.

Con la batería recuperada, cargo el movil y el reloj que ya empezaban a lampar por su dosis de "lestricidad", y yo vuelvo a plegar velas y a darme otro revolcón en el saco de dormir.

Ya con las calles puestas, me levanto, empaco, desayuno y a zumbar. La carretera de salida de Yellowstone por el sur me va a llevar a Grand Teton NP pasando primero por el Rockefeller Jr National Forest. Esta carretera, al menos en su primer tramo, el de salida, carece totalmente de arcenes pero el tráfico no es demasiado denso. Además, tanto el hermoso paisaje como lo revirado de las curvas no invitan a los conductores a grandes carreras.



Voy perdiendo altura, y en un momento veo a dos ciclistas que están parados en un mirador a mi izquierda. Me acerco y parece que tienen algún problema con la cadena. Le pregunto si necesitan eslabones rápidos para repararla, y entonces me fijo en que no está rota, únicamente se ha salido… no entiendo nada. Levanto la bici y él se ensucia las manos por primera vez. Tres segundos más tarde está arreglado. Y decía que no entiendo nada porque si quiero pararme a descansar, pues paro. Pero si tengo una avería pues la arreglo. Peeeeeero, aquí cada uno es dueño y esclavo de sus actos, y erigirme en juez sería muy pretencioso por mi parte. De cualquier modo, el encuentro es breve, porque en cuanto queda arreglada la bici empieza a diluviar. Me pongo el impermeable que sé que no va a servir para nada y tiro para abajo.

Me he dado cuenta que, cuando llueve, lo mejor que puedo hacer es usar la gorra, que evita que el agua me entre en los ojos, y si además estoy bajando, como es el caso, las gafas vienen que ni pintadas. Preferiría que fuesen fotocromáticas, pero tampoco pasa nada.

Mis previsiones no fallan, y 5 minutos más tarde estoy completamente empapado. Normalmente me daría igual, pero estoy bajando, lo que me puede llevar a resfriarme, así que aflojo el ritmo apretando el freno. Y salgo de Yellowstone. Y entro en Rockefeller Jr National Forest. Y después entro en Grand Teton NP… para que digan que no se le puede poner puertas al campo. Porque esto tendrá alguna lógica administrativa, pero árboles vi en un lado y árboles vi en el otro. Me da en la nariz que los bosques nacionales tienen un menor grado de protección, y quizás admitan con mayor facilidad la apertura de negocios como gasolineras, moteles y demás; pero ahora mismo no recuerdo ningún negocio a pie de carretera en el NF. Claro que esto tampoco significa nada.

Al caso. Llego a Grand Teton y en los 5 primeros minutos ya tengo claras dos cosas: 1. Le cambio a cualquiera 5 minutos en Teton contra 3 días en Yellowstone. Será cuestión de gustos, naturalmente, pero en mi caso esto es así. Teton es el paisaje majestuoso, las escarpadas montañas que caen a plomo sobre el lago. Es la bruma en las cumbres y el águila sobre las aguas. Es mi tipo de paisaje. 2. Acuño el término "turismo de ventanilla". Ya lo había visto antes, pero fue aquí donde fui consciente. Por suerte no es una norma general, y quiero pensar que incluso quien lo practica, no lo hace habitualmente; pero es que es muy triste estar ante una maravilla así y ver como llega un coche, se baja la ventanilla, aparece el objetivo de una cámara, tres disparos, se sube la ventanilla y a correr.



Poco antes de empezar el viaje leí sobre alguien que estaba haciendo su propio viaje, no recuerdo si en moto, coche, o monopatín. La cuestión es que decía que no se había llevado cámara, porque creía que con ella te concentrabas más en lo que veías a través del objetivo que de lo que veías a través del ojo. En cierto modo, estabas más atento a capturar con la cámara que con la mente. Me pareció una reflexión interesante, si bien no la comparto del todo, ya que creo que hay tiempo para las dos cosas. Pues si unimos esto con el turismo de ventanilla; bueno, hay fotógrafos profesionales que hacen unas fotos increíbles de todos estos sitios. Es casi mejor comprarlas y quedarte en casa que hacer algo por el estilo.

Otro de los motivos por los cuales me va a gustar más Teton es que la carretera que bordea el lago permite una visión casi perfecta en todo momento del lago y la montaña, con lo que vuelvo a tener agujetas en la cara por haber tenido la "sonrisa bobalicona" demasiado tiempo puesta.



El hambre empieza a apretar y, como caído del cielo, aparece un cartel de una pizzería que, mira tu por donde, está al pie del lago, así que me dejo caer y me zampo una buena ración de carbohidratos (aunque hoy, en realidad, tampoco es que haya hecho grandes esfuerzos). Cuando termino, y después de darme el golpe tonto de rigor en el gemelo, vuelvo a la carretera y, vaya por diox, dos o tres kilómetros más adelante tenemos obras en la carretera, y un campground. Decido ir al campground y centro de visitantes para ver como está la ocupación de estos y al final decido quedarme aquí mismo. Cual no será mi sorpresa cuando, al registrarme, escucho que me gritan -"Fernandouuuuu!! What are you doing here?!!" Increible, es David (lo recordareis por los burritos que desayunamos en Whitefish y su camisa fosforescente) que viene con una pareja. David estaba haciendo la Gran Divisoria y se ha encontrado con padre e hija que están en lo mismo. Quedamos en el restaurante y después de soltar los trastos voy para allá, aunque tengo la pizza aun dando saltos de un lado para otro.


Pasamos una agradable velada y nos ponemos al día de aventuras, paisajes, dolores y futuros recorridos.

Mañana nos levantaremos temprano para echarnos al cuerpo un buen desayuno.


Son las 06.00 y como viene siendo costumbre, el sol despunta por el este… que previsible.
Después de empacar todo nos acercamos los cuatro a desayunar. Me decanto por el buffet ya que ayer, aparte de la pizza del mediodía, no cené. Les voy a hundir el negocio.

Plato viene, y plato va. El camarero se rinde y nos deja la jarra de café. Le sale más a cuento que andar dando tanto paseo. Pero a David y a mi los paseos no nos importan, Y pasamos del tazón de cereales a unas fuentes con frutas. ¿Quien le dice que no a unas pastas? ¿Y a unos huevos revueltos y salchichas? ¿Y si le ponemos unas tiritas de bacon? Uy!! que poco saludable, ¡¡añadámosle más fruta!! David viene con "biscuits and gravy" que son una especie de hojaldres pero sin ninguna gracia al que se le añade una salsa bastante parecida a la salsa a la pimienta que nosotros le ponemos a la carne… pues mira, acabo de encontrar un plato que no pienso tocar. Al final se nos va una hora y en la puerta del restaurante nos despedimos. Yo me quedo un rato más porque quiero tirar de wifi para hablar con la familia.




Arranco finalmente y vuelvo a la carretera. El paisaje, es incluso más bonito. El día se ha despejado, pero ha dejado unas cuantas nubes para que el cielo no quede de ese azul tan soso que disgusta a los fotógrafos (al menos al los malos como yo). Hay un pequeño desvio, que se acerca algo más a la montaña, y que más adelante se convierte en sentido único y con un carril bici ¡magnífico! Voy escuchando podcast y lo cierto es que voy disfrutando como un enano. Peeeeero, todo lo bueno se acaba, y en este caso las montañas van quedando atrás, dando paso a una planicie bastante insulsa, y el calor empieza a dejarse sentir… bueno, he dramatizado un poco porque lo cierto es que disfruto de un muy buen carril bici, y con pararme y girar la cabeza vuelvo a ver el Grand Teton, así que la marcha es un poco menos amarga.




El objetivo es Jackson, puerta sur de entrada al Parque Nacional. Es un pueblo bonito, con un centro diseñado para el turista. Construcciones bajas en madera, con los clásicos soportales donde uno esperaría ver amarrado un caballo si no fuese por el cartel de Hello Kitty que le provocaría una embolia… lo dicho, para el turista. Y como yo no soy un turista, si no un viajero (porque yo lo valgo) dejo el centro y sigo un poco más. Veo el Mc Donald´s de rigor y paso a buscar mi hidratación y mi wifi (ay!! si Ronald supiese cuanto ha hecho por mi en este viaje). Hago mi pedido y, sorpresa, me dan el vaso con lo que he pedido, ¡¡arrea, que la máquina no está fuera!!, bueno, no pasa nada, al menos me queda la wifi… salvo que parece que este mes no han pagado el recibo y va lenta, muy lenta. Hablar es casi imposible, y si además quieres consultar un mapa o algo así, desiste o muere. Y la cuestión es que necesito consultar mapas. Hoy tengo que tomar la decisión que tantos días llevo postergando ¿Oregón o Utah?



Oregón era el plan inicial, bajar por una costa que todo el mundo me dice que es preciosa. Utah se ha perfilado recientemente, la gente me habla de lo bonita que es y de sus parques naturales. Y ahí me he quedado. Sin tomar una decisión. Así que decido coger una habitación con wifi en un motel que tengo cerca y me decido a decidirme (que decidido estoy). No se como lo busco, pero rápidamente me aparece una lista de los parques nacionales a visitar en los EEUU. Algunos están en la costa este, y la combinación de autobuses me viene muy mal, así que me centro en los que tengo a mano, y tate tu, que recomiendan, Glacier NP, Grand Teton NP, Bryce Canyon NP, Zion NP, Gran Cañon NP y Yosemite NP, que básicamente es seguir hacia el sur y después torcer a la derecha (hacia el oeste, que les gusta decir por aquí). Pues vaya, sí que era rápido decidir. Me quedaré sin ver la costa de Oregón, y seguro que es un sitio precioso, pero es inevitable que, al final, sean más las cosas que no vea que las que sí.






De todas formas, el color no es de rosa. O al menos no en su totalidad. No se me escapa que por una parte el color es marrón claro. Color de arena. De arena de desierto.



domingo, 4 de agosto de 2013

El oeste del Parque nacional de Yellowstone



Estoy hecho un campeón en todos los sentidos. Por un lado soy capaz de despertarme a las 06.00 todos los días, pero también soy capaz de liarme de las más diversas maneras como para tardar un buen rato en ponerme en marcha.
En esta ocasión el "delito" es menos grave. Lo dejaremos en falta administrativa. Al fin y al cabo en el parque quiero hacer tiradas cortas y alternarlas con algún paseo.
Me voy para la cafetería a ver si desayuno algo. Y sí, desayuno algo. Porque algo es. Sin duda alguna es el peor desayuno hasta el momento. Recuerdo el de Whitefish y casi me echo a llorar.

Charlo un rato con Carmen y arranco.

Empieza duro el asunto. Es una fuerte subida que en un principio bordea las terrazas de Mamoth y después las supera. El paisaje es bonito. Muy bonito en algún momento, pero de momento no impresiona. De todos modos estoy a las puertas de Yellowstone aun. Llego al cenit de la subida. Aun no lo se, pero esta parte del parque es un altiplano y justo antes del alcanzarlo tengo una bonita cascada a mi izquierda, la cual retrato primorosamente. No es que esté cansado, es que me gusta hacer fotos.



Ya en el altiplano la cosa mejora bastante físicamente. La carretera discurre por la planicie dejando a ambos lados ligeras colinas que, desde fuera del parque, seguro que son impresionantes montañas.



Me cruzo con una cicloturista. Miriam, holandesa, rubia de veintipocos años. Está haciendo la transam. Por lo que me comenta se está dando un polizón dentro del parque. Por mi parte pienso hacerlo mucho más relajado y le comento que trataré de conseguir sitio en el siguiente campground (Norris), ya que parece que cerca hay unos geysers. Me lo confirma, ya que ella estuvo allí el día anterior. Nos despedimos y a rodar.

No tardo mucho en llegar al campground, que tiene el cartel de completo colgado. ¿Y ahora que hago? Pues me doy una vuelta, porque me extraña mucho que la zona de ciclistas esté ocupada, y efectivamente así es. De hecho, hay muchas parcelas vacías. No se porque han colgado el cartel de completo ¿quizás por las reservas? El caso es que me planto, y me dispongo a disfrutar de un rato de lectura, con los pies metidos en el rio, y el más impresionante bisonte que me haya topado a escasos 100 metros. Por suerte me presta tanta atención como yo a la poesía decimonónica del sur de Polonia.



En estas estamos cuando Miriam aparece de nuevo. Quería hacer el anillo superior del parque pero la carretera en obras le ha hecho desistir, así que se ha vuelto. Compartimos parcela y así nos sale más barato. Por supuesto no le pido el dinero, pero ella me comenta que si mañana llego hasta Grant Village, en el extremo sur del parque, ella me cederá su parcela. OK tenemos un trato.

Preparo unos espaguetis para ambos y a dormir, que mañana nos levantamos temprano.

http://www.movescount.com/moves/move15996031

Tal y como quedamos ayer, nos levantamos tempranito, con la fresca y a eso de las 6:50 le estamos dando a los pedales, ya desayunados y todo. La verdad es que no tengo un especial interés en llegar hasta el final del parque, pero por otro lado, lo de mantener, o al menos intentar mantener, la costumbre de despertarme temprano no me parece mal.

Si bien arrancamos juntos, lo que es estar juntos nos dura 5 minutos. Ayer, con tanto relax, no vi los geysers de Norris y ella ya los había visto el día anterior, así que, ella por su lado y yo por el mío. La verdad es que es una de las cosas que más me agradan de este modo de viajar: nadie te pide explicaciones ni yo siento la necesidad de pedirlas.

El campo de geysers de Norris es bastante amplio. Hay un par de trazados de aproximadamente 5 millas en total. Mucho kilómetro para ver agua caliente, así que me decido por el trazado amplio ya que intuyo que quedaré más que satisfecho. Resulta bastante interesante poder contemplar tan de cerca estas formaciones. Normalmente pozas cristalinas de paredes turquesas en las que no te meterías ni por todo el oro del mundo sólo por el olor… las burbujitas también son un buen indicativo de la temperatura. Pero es bonito.



Resulta que aunque el geyser de Old Faithfull es el más famoso de todos, mira lo que aprende uno, el más potente está en Norris. El motivo por el cual Old Faithfull es más famoso es por lo "puntual" que es, ya que expele su carga de vapor de agua cada hora y media, 10 minutos arriba o abajo, mientras que el de Norris lo hace cada 40 años, década arriba o abajo. No me siento especialmente afortunado, así que mejor no me espero mucho. De cualquier modo, sigue siendo impresionante la columna de vapor que deja escapar y que junto a otras menores que hay en los alrededores parecen ser la fábrica de nubes del mundo.





Como no, el ser humano ha dejado su impronta en el lugar. Al parecer había un geyser que era bastante regular y accesible, motivo por el cual, alguna caterva de genios, hace ya algunas décadas, se dedicaban a tirar piedras a la boca del geyser para ver si las lanzaba hacia el cielo (que digo yo que alguna lanzaría, y quizás incluso acertaría… bendito karma). Resultado: geyser taponado, y como además casi todos están conectados en este campo, se rompen los ciclos de otros de los geysers. Me ahorraré los comentarios.

A seguir.

Y para el sur voy, al principio con una agradable bajada donde me doy con unas cascadas que, bueno, no están mal, pero no nos engañemos, tampoco me quitan el aliento.





A partir de aquí empiezo de nuevo a subir. A la derecha un pequeño desvío con sentido único. Probablemente estaré más seguro aquí que en la carretera principal así que desvío entrando en un cañón con su rio, como todo cañón que se precie. Bastante apañado el sitio, pero el desvió es de apenas 4 millas así que vuelvo a la carretera y desde aquí hasta Old Faithfull voy realizando todas las paradas necesarias, las cuales están magníficamente señalizadas por el amontonamiento de RVs. Me parto de la risa cuando las adelanto, es mi pequeña venganza por cuando me adelantan casi rozándome. Que venganza más pobre, para lo que estoy quedando.









Finalmente llego a Old Faithfull. Intento hablar con Carmen pero la cobertura es pésima y, como es costumbre, acabo mosqueado. Será posible que a estas alturas siga sin haber creado un poco de calma zen. Voy a tener que hacer un cursillo de relajación, eso sí, que no sea online. A mi nivel de estrés también está contribuyendo que quiero comer y en el comedor hay demasiados culos para tan pocos asientos. Mezcla de suerte y avispamiento, opto por esperar a que se acerque la hora de la eyección del geyser, et voila, comedor vacío. Así pues sí.

Termino de comer como un señor y me acerco a ver la siguiente geyserización (necesito un diccionario de sinónimos a la voz de ya). Y como uno es un señor muy afortunado, llego a tiempo para ver como unas 300 personas se entretienen, bajo un sol de justicia, haciéndole la ola al geyser. La verdad es que es ridículo, pero me parece genial. No se porque, pero es así. Finalmente el geyser nos llama la atención a todos y nos ofrece lo que sabemos que nos va a ofrecer. Pero no por sabido es menos impresionante. Al final todo dura unos 4 minutos y nos vamos todos de allí tachando de la lista "Ver el geyser de Yellowstone".





Arranco la bicicleta de su letargo y me lanzo hacia… arriba, y más arriba. Hasta que llego a todo lo arriba que podía llegar, momento en el cual, sin más remedio, uno empieza a bajar. ¿Cuantas cosas en esta vida no se comportan igual?

La cuestión es que al final llego a Grant Village, donde me encuentro con Miriam, la cual a su vez está charlando con otro bicicliturista. Mañana los dos vamos hacia el sur, pero ella se quiere pegar una buena paliza, para llegar hasta Jackson y yo por mi parte quiero quedarme en Grand Teton NP, así que nos despedimos al irnos a dormir, ya que ella saldrá muy temprano y no llegaremos a vernos.


domingo, 21 de julio de 2013

Objetivo: Yellowstone

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Suena el despertador a las 06.00. Pero eso sólo da el pistoletazo de salida para el remoloneo, al que me dedico durante una media hora. Cuando reúno valor, saco la cabeza de la tienda, cojo pan, nutella y cuchillo y me doy la primera y ya tradicional dosis de energía del día.

Me pongo en marcha a eso de las 08.00. Es curioso, sabiendo que lo que tienes por delante es una bajada, la pereza no hace acto de presencia. Justo a la salida del camping hay una señal de obras en la calzada. Creo que es la primera vez, desde Anchorage, que voy a pasar por unas obras en cuesta abajo. Llego a un semáforo a menos de 500 metros del camping y toca esperar al coche de la obra que hará el papel de "safety-car". En mi caso resulta que va a ser algo más que un safety-car, porque mandan a llamar a una pick-up para que me lleve hasta el final de la obra. Tiene narices, con lo que he sudado subiendo hasta aquí para no poder disfrutar de la bajada. Pero no tiene sentido discutir. Unas 8 millas más abajo me sueltan. Lo que no sabía yo era que iba a seguir bajando durante un buen rato.

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Finalmente llego a White Sulphur Springs. No se si tendrán o no aguas termales, pero yo estoy más interesado en desayunar algo. Esto ya se ha convertido en costumbre, y siempre viene a mi memoria este segundo desayuno como el "desayuno hobbit". Por suerte en el bar tienen wifi, y aprovecho para hablar con la familia y ponerlos al día de mis andanzas. Estos últimos días no he tenido cobertura ni de voz ni de datos. Le pregunto a la camarera si el camino es llano y me dice que aquí nada es llano, y si acaso es hacia abajo. Con lo que no contaba era con el viento. Al salir de WSS me viene casi de frente, pero por suerte mi camino gira un poco y ahora me viene de costado. También tengo suerte en que la carretera está poco transitada porque en ciertos momentos el viento me empuja fuera del arcén, hacia el centro de la calzada. Intento jugar con el viento, realizando pobres imitaciones de ceñidas, pero la verdad es que creo que el efecto es más mental que físico.

He comido hace relativamente poco, pero al pasar por Ringling me paro a comer de nuevo. La inevitable hamburguesa, con las inevitables coca-colas. Tenemos tres parroquianos que se interesan por el viaje. La canción empieza a ser repetitiva. -¿Alaska? Oh, esos son muchos kilómetros, ¿y a donde vas?-. Es lógico que pregunten eso, pero tengo la sensación de que no paro de tener la misma conversación una y otra vez; así que esta vez pregunto yo, y resulta que son pescadores, y uno de ellos dice haber cogido 15 truchas arcoiris, en pesca con mosca. No se si en los EEUU será distinto, pero yo activo mi filtro antitrolas y los dejo hacer.

Al final toca tirarse al asfalto de nuevo, y sigue la cuesta abajo que, de suave que es, no evita el pedaleo en absoluto. Sin embargo, quizás será por el descenso, por el descanso de ayer, o por las ganas de redimirme, que los kilómetros caen como moscas. Llego a la intersección de Wilsall (un poco antes). Si tomo hacia el oeste el camino será unas 20 millas más largo, con más montañas y más campgrounds. Si continúo por la 89, haré menos distancia, el terreno será más llano y aburrido y tendré más problemas para alojarme (no hay que olvidar que casi todo esto está vallado y el terreno es de cultivo en su mayor parte). Al final, como siempre, lo decide todo el viento. Si giro hacia el oeste me voy a quedar clavado porque tendría el viento de frente por no se cuantos kilómetros, así que sigo adelante por la 89.

Montana, EEUU, panorámica, paisaje

Llego a Clyde Park y paro en la gasolinera. Son 75 millas recorridas con la bici, sin contar las 8 millas de la camioneta, es decir, casi 121 kilómetros. Compro un par de refrescos y una chocolatina. Hay 22 millas hasta Livingston, pero los campground que he podido ver están fuera de la ciudad, y como al mañana quiero hacer cosas en la ciudad, decido no llegar hasta ella para no tener que retroceder. Pregunto al de la gasolinera y me dice que el mejor sitio es una salida para pescadores un poco más abajo. Me planto allí, ya son 85,9 millas (138 km) y me doy por resarcido del día anterior.

Voy a buscar donde plantar el huevo, porque estoy muy cerca de la carretera, y entonces aparecen los mosquitos. Me vuelven loco. Atino a limpiar un poco el suelo y monto la tienda lo más rápido que puedo, sin colocar el doble techo. Tiro las cosas dentro y después me lanzo yo. Aun hay algo de luz así que leo… hasta que me caen 4 gotas en lo alto. Me armo de valor y vuelvo a salir para montar el doble techo. Misión cumplida, pero con la leche de los mosquitos no he podido estirar, y mañana antes de subirme a la bici tampoco podré hacerlo. Espero que no me pase factura.


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Me levanto temprano. Estoy hecho un campeón. Primer desayuno y a recoger lo más rápido que puedo. Mientras tanto repaso las tareas para Livingston:
- Repelente para mosquitos.
- Hacer la colada.
- Frutos secos y chocolate para el camino.
- McDonald´s para gorronear wifi.
- Repelente para mosquitos. Se me vaya a olvidar.

Para evitar la interestatal tomo la Old Clyde Park Road, que me lleva hasta el centro. Un poco más lioso pero por suerte ya tengo cobertura en el movil, así que ya puedo hablar con Carmen y preguntarle a ¡¡oh, google!! donde están las cosas.

Suerte que tiene uno, tengo una lavandería al lado del McDonald´s y junto a unos grandes almacenes. Así que echo la mañana cumpliendo mis cometidos. Remoloneo para evitar que las horas centrales del día me pillen en la carretera y porque el valle que voy a enfilar para acercarme a Yellowstone está arrojando una cantidad de viento de mucho cuidado.

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Finalmente decido arrancar. Iré más despacio y listo. Según google hay un campground cerca de Miner, con lo que haría unas 45 millas en total. No me parece mal. El viento aprieta pero no llega a ahogar. Miro a la izquierda cuando estoy a punto de llegar al desvío para el Campground y veo una manada de ciervos. Unos 40 más o menos. Lástima que estén lejos, la foto casi no merece la pena.

manada, ciervos, Yellowstone, Wyoming, eeuu
Manada de ciervos

Llego al desvío y sigo las instrucciones de google y acabo en la casa particular de un tío que me pone cara de "esto ya me ha pasado más veces" y me indica que acabo de hacer una milla de más. Me señala el sitio y es un erial de mucho cuidado. Muy al estilo Montana. Más dificil encontrar una sombra que a Wallie en la grada del Calderón. Me ve la cara de espanto y me indica que a unas 4 millas hay otro campground, así que para allá voy.

Está totalmente pegado a la carretera, pero no se puede pedir más dado que estamos encajonados en un valle con el rio Yellowstone a nuestros pies. La noche es oscura (como suele ser habitual) y apenas sin luna. El cielo está realmente bonito. 

Pero como sopla el viento, diantres!!

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Vaya nochecita con el viento. La tienda, a la que no había montado el doble techo, no ha parado de dar bandazos. Por otra parte, el doble techo, lo había dejado encima de la bici para evitarle un poco de humedad a la pobre, y claro, estaba dando unas sacudidas de cuidado. Así que me levanté, slips y zapatillas de ciclista. Muy torero yo. Cogí el sobretecho y tal cual lo metí en la tienda, sin pensar por un segundo en cuantas hormigas podía haber en ese momento en él. Y había unas cuantas. Resumen, no ha sido la mejor noche de sueño.

Por la mañana el viento sigue soplando. Eso son horas extras y lo demás tonterías. Dos totadas de nutella, bebo un poco de agua que voy corto y compruebo que el próximo posible punto de avituallamiento está a unas 7 millas. Tampoco me preocupa mucho porque tengo el rio a mano. Cuando llego allí el único restaurante tiene horario de 17.00 a 23.00. Primera vez que veo este horario. Pero si bien la puerta está cerrada no lo está la wifi, lo que supone la excusa perfecta para reponerme de la paliza que me ha dado el viento… y la que me va a seguir dando.

Tomo agua del rio y la purifico, pero como es ya costumbre, no la beberé hasta que no haya agotado el resto y no tenga mucha sed. Así que cuando llego a Gardiner, siete millas más tarde, doy por hecho que, de nuevo, la tiraré. Desayuno hobbit y ¿wifi?, no, esta vez parece que no, pero tengo cobertura en el movil. Hablo con la familia. Tenemos cumpleaños en casa, y doy las lejanas felicitaciones, así como el parte de lo acaecido y de mis vagos planes para los días siguientes.

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Recupero líquidos y volvemos a la carretera. Llegar a la puerta del parque no me lleva más de 5 minutos. Allí, una ranger de una edad cierta, me hace las preguntas de rigor al ver la bici. -Vaya, tus piernas deben ser de acero. Pues mira, en vez de por la carretera, que hay muchos coches, vas a coger ese carril que también te lleva a Mammoth en 5 millas-. Pues mira tu que bien, pienso yo. Resumen. No bajo a darle dos hostias a la señora por no volver a subir:
1. El camino me deja por encima del pueblo.
2. El camino es una pista mala. No muy mala, pero si mala. Y mis neumáticos son para asfalto. "Por suerte" como voy cargado como un mulo no pierdo demasiada tracción.
3. El campground está en la carretera. Por debajo del pueblo.
4. Al parecer, subiendo por la carretera se pasa por una poza donde hay un mix de aguas termales y frías. Y yo voy y me lo pierdo.

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Mammoth, como pueblo, no existe. La mayoría de los edificios están destinados al turista, ya sea 1 restaurante, 1 tienda de alimentación, 1 gasolinera, 1 cuarto de baño (bueno dos, que esto no es Ally McBeal). Y por otro lado sus habitantes son ciervos. Ciervos por doquier. Los rangers tienen un trabajo digno de un número de los Monty Phiton. Van poniendo vallas y conos para que la gente se mantenga alejada de los ciervos, pero los ciervos se mueven… así que cada 2 minutos hay que mover vallas, parar el tráfico y, si la cosa ya está peliaguda, darle algún cachetazo a algún ciervo.

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El atractivo de Mammoth radica en unas fuentes de aguas sulfurosas que han creado el equivalente apestoso de las piscinas colgantes de Turquía (Capadocia si no recuerdo mal). Muy bonitas.





Vuelvo para abajo un poquito a tó meter, porque la tienda la monté sin el doble techo y parece que va a llover. ¿Y porque la monté sin el doble techo? Pues por dos razones, por una lado porque hacía mucho calor y se iba a condensar dentro, y por otro lado porque en la zona reservada para senderistas y ciclistas han acondicionado unos terruños donde montar las tiendas. El problema está en que no hay cristo que clave una piqueta en ellos; pero después de unas palabras con el representante del orden público en las cuales las expresiones " los rangers quieren que vuelva a crecer el césped" fueron el mayor argumento, me di por resignado y me puse a doblar piquetas contra el suelo. Aún ahora me hierve la sangre, pero mejor me acostumbro, porque probablemente me voy a topar con esta soberana imbecilidad a lo largo de todo el parque.

Pd. casi se me olvida. No consigo compartir la conexión de internet del teléfono con el ordenador. Habrá que investigarlo un poco porque en España podía.

Pd2.Que bonito Yellowstone, ¿no crees que tus amigos de FB querrán saber algo sobre este parque donde Yogui hacía de las suyas?