jueves, 22 de agosto de 2013

Grand Teton




Me levanto por primera vez a eso de las 05.00. No es que quiera madrugar, y tampoco voy a ir con Miriam. Es que ayer dejé la batería suplementaria en los cuartos de baño cargándose y tengo que comprobar que sigue allí. Efectivamente, allí sigue y completamente cargada. Si bien mantengo mis suspicacias soy consciente de que, por algún motivo, lo extraño hubiese sido que me la hubiesen quitado. Por términos generales no entra, ni de lejos, en la mentalidad del americano medio que me estoy encontrando.

Con la batería recuperada, cargo el movil y el reloj que ya empezaban a lampar por su dosis de "lestricidad", y yo vuelvo a plegar velas y a darme otro revolcón en el saco de dormir.

Ya con las calles puestas, me levanto, empaco, desayuno y a zumbar. La carretera de salida de Yellowstone por el sur me va a llevar a Grand Teton NP pasando primero por el Rockefeller Jr National Forest. Esta carretera, al menos en su primer tramo, el de salida, carece totalmente de arcenes pero el tráfico no es demasiado denso. Además, tanto el hermoso paisaje como lo revirado de las curvas no invitan a los conductores a grandes carreras.



Voy perdiendo altura, y en un momento veo a dos ciclistas que están parados en un mirador a mi izquierda. Me acerco y parece que tienen algún problema con la cadena. Le pregunto si necesitan eslabones rápidos para repararla, y entonces me fijo en que no está rota, únicamente se ha salido… no entiendo nada. Levanto la bici y él se ensucia las manos por primera vez. Tres segundos más tarde está arreglado. Y decía que no entiendo nada porque si quiero pararme a descansar, pues paro. Pero si tengo una avería pues la arreglo. Peeeeeero, aquí cada uno es dueño y esclavo de sus actos, y erigirme en juez sería muy pretencioso por mi parte. De cualquier modo, el encuentro es breve, porque en cuanto queda arreglada la bici empieza a diluviar. Me pongo el impermeable que sé que no va a servir para nada y tiro para abajo.

Me he dado cuenta que, cuando llueve, lo mejor que puedo hacer es usar la gorra, que evita que el agua me entre en los ojos, y si además estoy bajando, como es el caso, las gafas vienen que ni pintadas. Preferiría que fuesen fotocromáticas, pero tampoco pasa nada.

Mis previsiones no fallan, y 5 minutos más tarde estoy completamente empapado. Normalmente me daría igual, pero estoy bajando, lo que me puede llevar a resfriarme, así que aflojo el ritmo apretando el freno. Y salgo de Yellowstone. Y entro en Rockefeller Jr National Forest. Y después entro en Grand Teton NP… para que digan que no se le puede poner puertas al campo. Porque esto tendrá alguna lógica administrativa, pero árboles vi en un lado y árboles vi en el otro. Me da en la nariz que los bosques nacionales tienen un menor grado de protección, y quizás admitan con mayor facilidad la apertura de negocios como gasolineras, moteles y demás; pero ahora mismo no recuerdo ningún negocio a pie de carretera en el NF. Claro que esto tampoco significa nada.

Al caso. Llego a Grand Teton y en los 5 primeros minutos ya tengo claras dos cosas: 1. Le cambio a cualquiera 5 minutos en Teton contra 3 días en Yellowstone. Será cuestión de gustos, naturalmente, pero en mi caso esto es así. Teton es el paisaje majestuoso, las escarpadas montañas que caen a plomo sobre el lago. Es la bruma en las cumbres y el águila sobre las aguas. Es mi tipo de paisaje. 2. Acuño el término "turismo de ventanilla". Ya lo había visto antes, pero fue aquí donde fui consciente. Por suerte no es una norma general, y quiero pensar que incluso quien lo practica, no lo hace habitualmente; pero es que es muy triste estar ante una maravilla así y ver como llega un coche, se baja la ventanilla, aparece el objetivo de una cámara, tres disparos, se sube la ventanilla y a correr.



Poco antes de empezar el viaje leí sobre alguien que estaba haciendo su propio viaje, no recuerdo si en moto, coche, o monopatín. La cuestión es que decía que no se había llevado cámara, porque creía que con ella te concentrabas más en lo que veías a través del objetivo que de lo que veías a través del ojo. En cierto modo, estabas más atento a capturar con la cámara que con la mente. Me pareció una reflexión interesante, si bien no la comparto del todo, ya que creo que hay tiempo para las dos cosas. Pues si unimos esto con el turismo de ventanilla; bueno, hay fotógrafos profesionales que hacen unas fotos increíbles de todos estos sitios. Es casi mejor comprarlas y quedarte en casa que hacer algo por el estilo.

Otro de los motivos por los cuales me va a gustar más Teton es que la carretera que bordea el lago permite una visión casi perfecta en todo momento del lago y la montaña, con lo que vuelvo a tener agujetas en la cara por haber tenido la "sonrisa bobalicona" demasiado tiempo puesta.



El hambre empieza a apretar y, como caído del cielo, aparece un cartel de una pizzería que, mira tu por donde, está al pie del lago, así que me dejo caer y me zampo una buena ración de carbohidratos (aunque hoy, en realidad, tampoco es que haya hecho grandes esfuerzos). Cuando termino, y después de darme el golpe tonto de rigor en el gemelo, vuelvo a la carretera y, vaya por diox, dos o tres kilómetros más adelante tenemos obras en la carretera, y un campground. Decido ir al campground y centro de visitantes para ver como está la ocupación de estos y al final decido quedarme aquí mismo. Cual no será mi sorpresa cuando, al registrarme, escucho que me gritan -"Fernandouuuuu!! What are you doing here?!!" Increible, es David (lo recordareis por los burritos que desayunamos en Whitefish y su camisa fosforescente) que viene con una pareja. David estaba haciendo la Gran Divisoria y se ha encontrado con padre e hija que están en lo mismo. Quedamos en el restaurante y después de soltar los trastos voy para allá, aunque tengo la pizza aun dando saltos de un lado para otro.


Pasamos una agradable velada y nos ponemos al día de aventuras, paisajes, dolores y futuros recorridos.

Mañana nos levantaremos temprano para echarnos al cuerpo un buen desayuno.


Son las 06.00 y como viene siendo costumbre, el sol despunta por el este… que previsible.
Después de empacar todo nos acercamos los cuatro a desayunar. Me decanto por el buffet ya que ayer, aparte de la pizza del mediodía, no cené. Les voy a hundir el negocio.

Plato viene, y plato va. El camarero se rinde y nos deja la jarra de café. Le sale más a cuento que andar dando tanto paseo. Pero a David y a mi los paseos no nos importan, Y pasamos del tazón de cereales a unas fuentes con frutas. ¿Quien le dice que no a unas pastas? ¿Y a unos huevos revueltos y salchichas? ¿Y si le ponemos unas tiritas de bacon? Uy!! que poco saludable, ¡¡añadámosle más fruta!! David viene con "biscuits and gravy" que son una especie de hojaldres pero sin ninguna gracia al que se le añade una salsa bastante parecida a la salsa a la pimienta que nosotros le ponemos a la carne… pues mira, acabo de encontrar un plato que no pienso tocar. Al final se nos va una hora y en la puerta del restaurante nos despedimos. Yo me quedo un rato más porque quiero tirar de wifi para hablar con la familia.




Arranco finalmente y vuelvo a la carretera. El paisaje, es incluso más bonito. El día se ha despejado, pero ha dejado unas cuantas nubes para que el cielo no quede de ese azul tan soso que disgusta a los fotógrafos (al menos al los malos como yo). Hay un pequeño desvio, que se acerca algo más a la montaña, y que más adelante se convierte en sentido único y con un carril bici ¡magnífico! Voy escuchando podcast y lo cierto es que voy disfrutando como un enano. Peeeeero, todo lo bueno se acaba, y en este caso las montañas van quedando atrás, dando paso a una planicie bastante insulsa, y el calor empieza a dejarse sentir… bueno, he dramatizado un poco porque lo cierto es que disfruto de un muy buen carril bici, y con pararme y girar la cabeza vuelvo a ver el Grand Teton, así que la marcha es un poco menos amarga.




El objetivo es Jackson, puerta sur de entrada al Parque Nacional. Es un pueblo bonito, con un centro diseñado para el turista. Construcciones bajas en madera, con los clásicos soportales donde uno esperaría ver amarrado un caballo si no fuese por el cartel de Hello Kitty que le provocaría una embolia… lo dicho, para el turista. Y como yo no soy un turista, si no un viajero (porque yo lo valgo) dejo el centro y sigo un poco más. Veo el Mc Donald´s de rigor y paso a buscar mi hidratación y mi wifi (ay!! si Ronald supiese cuanto ha hecho por mi en este viaje). Hago mi pedido y, sorpresa, me dan el vaso con lo que he pedido, ¡¡arrea, que la máquina no está fuera!!, bueno, no pasa nada, al menos me queda la wifi… salvo que parece que este mes no han pagado el recibo y va lenta, muy lenta. Hablar es casi imposible, y si además quieres consultar un mapa o algo así, desiste o muere. Y la cuestión es que necesito consultar mapas. Hoy tengo que tomar la decisión que tantos días llevo postergando ¿Oregón o Utah?



Oregón era el plan inicial, bajar por una costa que todo el mundo me dice que es preciosa. Utah se ha perfilado recientemente, la gente me habla de lo bonita que es y de sus parques naturales. Y ahí me he quedado. Sin tomar una decisión. Así que decido coger una habitación con wifi en un motel que tengo cerca y me decido a decidirme (que decidido estoy). No se como lo busco, pero rápidamente me aparece una lista de los parques nacionales a visitar en los EEUU. Algunos están en la costa este, y la combinación de autobuses me viene muy mal, así que me centro en los que tengo a mano, y tate tu, que recomiendan, Glacier NP, Grand Teton NP, Bryce Canyon NP, Zion NP, Gran Cañon NP y Yosemite NP, que básicamente es seguir hacia el sur y después torcer a la derecha (hacia el oeste, que les gusta decir por aquí). Pues vaya, sí que era rápido decidir. Me quedaré sin ver la costa de Oregón, y seguro que es un sitio precioso, pero es inevitable que, al final, sean más las cosas que no vea que las que sí.






De todas formas, el color no es de rosa. O al menos no en su totalidad. No se me escapa que por una parte el color es marrón claro. Color de arena. De arena de desierto.