jueves, 21 de marzo de 2013

Reloading


Bueno, parece que no he cumplido mis propias palabras... aquello de llevar una suerte de diario sobre como ha ido evolucionando todo en mi vida para traerme hasta este momento. Quizás debí haberlo previsto, quizás lo preví; pero claro, si bien reconozco que la constancia no es una de mis virtudes, el creer de forma patológica que "esta vez sí", sí que es uno de mis defectos.

En fin, aquí estoy, han pasado muchas cosas en estos tres años, o quizás en realidad no han pasado tantas salvo en los últimos meses. En general todo ha seguido más o menos igual, mismo trabajo, misma ciudad, misma ruina económica... quizás la palabra "misma" haya sido un determinante en el que no me había parado a pensar (cuidado, no quiero decir que sea un defensor del cambio por el cambio, como se suele decir "si funciona, no lo toques"). Y, por supuesto, la misma idea de siempre en la cabeza... pero no hace demasiado algo se rompió en mi, a día de hoy, sin la adecuada perspectiva, quiero pensar que el estrés acumulado en el trabajo me ha roto, y ciertamente he pasado una época con un estrés más elevado del habitual, al que se le unían los típicos añadidos: angustia, ansiedad, dificultades de concentración, sueños repetitivos, etc. Hasta que no aguanté más. Me até la manta a la cabeza, compré un billete de ida a Alaska y lo dejé todo atrás.

Bueno, lo estoy dejando todo, porque todavía no he despegado, claro.

Una vez tomé la decisión me quedaba el trago de contarlo a familiares, amigos, pareja, etc. Ha sido extraño, esperaba, determinadas reacciones de determinadas personas. Creía saber quien me iba a animar incondicionalmente, y quien me iba a decir que estaba loco... pues me equivoqué bastante. No se exactamente porque, no se si es porque he estado hablando de esto durante los últimos 5 años, o porque me han visto totalmente quemado desde hace bastante tiempo, o quizás será por el ambiente general de depresión que corre por el país; o quizás por todo ello a la vez, pero lo cierto es que el comentario más repetido ha sido "que envidia", lo cual me ha dejado bastante cuajado, sobre todo viniendo de determinadas personas.

El otro día comentaba esto de la envidia, y tuve una de esas epifanías grandilocuentes producto de aquel jarrón que me rompieron en la cabeza de pequeño, y creo que en realidad la gente no me tiene envidia por el viaje porque ¿quien tendría envidia del panorama de dormir en el suelo durante un año?¿pasar frío y hambre?¿sed y cansancio? ¿sufrir los rigores del camino y los peligros de depende que destino? No, en realidad la envidia viene porque voy a cumplir un sueño, y todos tenemos uno, pero por las circunstancias que sean no todos nos podemos lanzar a intentar cumplirlo.

Intentar, porque ahí está la clave en realidad, ¿no? Da igual si 2 semanas más tarde me doy cuenta que esto del cicloturismo lo tenía más idealizado de lo que creía, al menos lo intenté y me quité esa molesta espina de mi cabeza. Podré volver y tratar de retomar mi vida buscando el siguiente sueño a cumplir, porque de eso debería ir la vida, de cumplir sueños, propios y ajenos.

Ya he vuelto a desvariar.

Al jaleo, ya tengo el visado de EEUU (bueno, el amable oficial de la embajada me dijo que me llegaría aprobado en 4/5 días) y mi remolque BOB Yak, pero esto ya lo detallaré en otras entradas.

Hasta entonces, pasadlo bien.