domingo, 23 de junio de 2013

Que carácter tiene Alberta...

La verdad es que es algo que tenía que haber hecho hace ya algún tiempo, y probablemente no será el modo más adecuado... pero que demonios, no voy a llevar dos blogs al tiempo. La cuestión es que aunque aquí en Canadá son pocos, los pocos que son, pues suelen ser muy buena gente por lo general, y claro, en las conversaciones sale a colación que si -estoy escribiendo un blog-, y -anda tú que bien, ¿cómo es la dirección?-, -pues mira es esta, pero es que está escrito en español- y aquí es donde las caras se tuercen y -bueno, pero habrá fotos, ¿no?-.

Así que al final intentaré hacer un resumen más o menos breve en inglés para aquellos a los que el castellano se les queda muy lejos. Pero sabiendo como me las gasto con el idioma, por favor, si veis alguna barbaridad, hacédmela saber, que así voy corrigiéndome yo también (también aplicable al español, naturalmente).

Vamos al lio.

Salir de Dawson Creek y llegar a la frontera con Alberta fue puro trámite. Tenía el viento a favor y en esta zona el terreno es muy llano, dedicado fundamentalmente al cultivo de cereales, si bien de tarde en tarde se aspira el reconfortante hedor de algún establo. Así que me planto en Alberta y, claro, hay que hacer la foto de rigor. Que conste que tengo fotos hechas cada vez que he cruzado un estado, pero esta da más juego ¿por que será?
Pues sencillo, mi primer apellido es Alberto.
- ¿Alberto apellido? Uy, que raro, ¿no?
- Pues sí, fíjese que es la primera vez que me lo dicen.
La historia de mi vida, jejeje.

La cuestión es que no tenía ni idea de la mala uva que está gastando Alberta. A cosa de 1,5 km empezó a chispear. Bueno, pensé, como tengo el viento a favor quizás se lleve la nube antes de descargar... todavía me parece oir las risas de Thor y la madre que lo parió.

En 15 minutos estaba empapado sin remedio. Y el pueblo más cercano a unos 30 km. La única ventaja de estar empapado es que no te puedes mojar más, pero claro, puede llover más fuerte, tanto que casi te duele el repiqueteo en los brazos. Vaya con Alberta.

Pues nada, que como no queda más remedio, pues se sigue pedaleando, que parado no vamos a ninguna parte. Y pasito a pasito, llego a Hythe, donde justo en la entrada hay un camping municipal, no te lo pierdas, con DUCHA. He hecho poca distancia, y la verdad es que incluso la ducha no resulta lo suficientemente tentadora, pero al final claudico, y monto la tienda a la velocidad del rayo. Duchita, a buscar algo de comida caliente y... no me lo puedo creer, una báscula, la primera que veo desde que crucé el charco. Es antigua, bastante, parece la versión 2.0 de una romana, pero me marca unos 87, que vienen a ser unos 85 en escurrio. Así que habré soltado unos 8 kilos. Pues mira, ponme unas alitas de esas rebozadas que hoy no pasa ná.

A la mañana siguiente sigue lloviendo, y me veo quedándome todo el dia en la tienda leyendo a Stephen King, pero a media mañana escamapa y aprovecho para poner pies en polvorosa. No tengo muy claro que voy a hacer, porque Grande Praire está a unos 65 km, que es poco, pero después de Grande Praire no hay nada en unos 190 km. Bueno, ya se verá.

Hoy no tengo el viento a favor, me viene de costado, desde el oeste, y eso me tiene muy mosqueado. Llego a Beaverlodge, y nada más sobrepasarlo giro a izquierdas, es decir, hacia el oeste, y me doy un leñazo de espanto contra el viento. La gente te suele desear que tengas pocas cuestas, yo prefiero tener el viento a favor y las cuestas que haga falta. Una cuesta tiene un final, te puedes parar y descansar si hace falta; pero el viento no tiene porque parar, y cuando tu lo haces sigue ahí, recordándote que cuando te vuelvas a subir a la bici seguirá machacándote. Pues me quedan 40km de linea recta contra el viento.

Antes mencioné que no sabía que hacer. Pues a los 10 minutos ya lo tenía claro, me quedo en Grande Praire. No voy a darle muchas vueltas a esos 40 km, pero baste decir que el día que muera y vaya al cielo voy a tener que dar muchas explicaciones.

Alguien se ha equivocado de vecino, ¿o no?
Grande Prairie es una ciudad grande dentro de los estándares canadienses, es decir, tiene un censo de unas 50 mil personas, lo que ya da para que tengo todo lo que debe tener una ciudad (su Walmart, un cine y atascos). Callejeé un poco por ella en busca de lubricante para la cadena de la bici y la verdad es que es bonita.

Como dejé caer antes, desde Grande Prairie hasta Grande Cache no hay nada salvo 190 km. De hecho, a la salida de Grande Prairie tienes un hermoso letrero que te advierte en en 173 km no hay ningún servicio, pero eso no es correcto, como pude comprobar. Y es que aproximadamente a 75km de GP, en el fondo de uno de los innumerables valles me encontré con un puesto de comida. Eso es lo que yo llamo visión de negocio.




Un oasis en el desierto.
Y la cuestión es que había comido hacía un par de horas (si a un par de sandwiches de mantequilla de cacahuete se le puede llamar comer), pero soy de la opinión que estas oportunidades no se dejan escapar, así que me planto para una merienda a base de hamburguesa y patatas fritas. Y me siento en uno de los bancos donde una pareja charlaba, y resulta que él es canadiense y ella americana, y él es el cuñado de la dueña del chiringuito. La cuestión es que al final me dijeron que justo detrás de donde estabamos había una especie de campground y que si me quería quedar era bienvenido. Así que me quedé. Y al anochecer nos juntamos en la hoguera y estuvimos hablando de lo humano y lo divino, y sinceramente, me lo pasé genial.

Me levanto tarde, que raro que el movil no haya sonado... claro, estuvo buscando señal toda la noche... que despiste. Pues a cargarlo. Y a cargarme yo también. Muffin (magdalena tamaño gigante) y café. Fotito con los que quedamos de la velada de anoche y a correr, que hoy tengo que hacer lo que ayer no hice.

Y vaya si lo hago. 118 km, 1800 metros ascendidos, 7:40 dándole a los pedales. Pero lo que realmente me mató fueron los últimos 5 km. A ver, eso no se le hace a un tio que se acaba de zampar 113 km, no se le hace subir 300 m en 5km arrastrando un carrito. Yo quiero un ascensor. Pero nadie lo va a poner, así que pasico a pasico (baby steps lo llaman aquí) me planto en Grande Cache y a descansar, que mañana vendrá más montaña.

Ahora me ha surgido un problema, y es que mi ruta debía ir por Jasper y Banff, pero parece ser que estamos teniendo las mayores inundaciones de los últimos 10 años, y se ha llevado, literalmente, un trozo de la carretera ¿y ahora como le ponemos al niño? Si es que Alberta tiene un carácter...

¿Seguro que era por aquí?
La conexión es rematadamente mala. La traducción ya llegará.